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Este mes te invitamos a visitar: Valdepiélago (León)

El municipio de Valdepiélago se asienta en la soldadura de caliza y verde. Su vocación geográfica lo une al cordon umbilical del río Curueño, que desde el puente de Los Verdugos (o del Ahorcado) cambia las aguas de jurisdicción. El vigía del Cueto Ancino convoca allí a los vientos del norte con los del páramo, despide la caliza y se adorna de una bordura vegetal, que adentra al río en la Ribera.

Como concejo fronterizo en el norte leonés, Valdepielago tiene querencia de montaña y pie de verde. Naturaleza e historia en nueve núcleos de población.

Terreno, pues, de múltiples registros,en un espacio reducido de tan solo 58,6 km y permanente invitación a los juegos de agua, presididos por la caliza. Después de que el río se haya abierto paso a través de elevados desfiladeros, accede por la derecha la maravilla natural de la Cascada de Nocedo, “Cola de caballo’ y en La Mata de la Bérbula el escondido salto de agua en el bosque de “Vega la Villa”.

Su nombre proviene de uno de sus pozos o remansos del río. Desde época inmemorial, los reyes, nobles y eclesiásticos se reservaron y acotaron los mejores pozos del río, para su pesca en exclusiva. Son los latinos y medievales ´piélagos´, que estaban sujetos a reglamentaciones estrictas de uso. Así se puede ver en la carta de compra de la propia jurisdicción que realizó el Concejo de La Real Encartación de Curueño al rey Felipe II. Fue en el año 1584, y en este documento se citan los pueblos que pertenecían a La Real Encartación: ´Piélago´, La Avecilla… etc., hasta completar los diez.

Fotografía: Ayto. Valdepiélago

En dicho texto real ´Piélago´ fue declarada “´villa de por sí y sobre sí´, con la facultad de poner sus Alcaldes Ordinarios y de la Hermandad, Regidores, Alguaciles, Procuradores y demás servicios del concejo…”

El municipio de Valdepiélago no es uno más en el entorno provincial, sino heredero de una ancestral Jurisdicción civil: La ´Real Encartación de Curueño´.

 Tras varios siglos de existencia, en que fue dependiente del obispo de León, se convirtió, a finales del s. XVI, en territorio de realengo. Todos sus habitantes adquirieron la condición de nobles, obtuvieron la jurisdicción propia, la facultad de elegir a sus propios oficiales, quedaron exentos de impuestos y de la leva de los ejércitos, administraron su propia justicia y sintieron el orgullo del autogobierno.

Ese envidiable estatus se mantendría durante trescientos años. La llegada del Nuevo Régimen (1849) eliminó estos derechos históricos; aunque no a todos.

La Real Encartación de Curueño resulta ser un caso único de jurisdicción civil en Castilla, en León, e incluso en toda España, pues las conocidas Encartaciones vascas no son, por su propio derecho foral, equiparables. Tampoco las llamadas Merindades, en el norte de Burgos… Para un mejor conocimiento del tema, remitimos al lector a la obra titulada “La Real Encartación de Curueño. Crónica y documentos del Concejo”, (Ángel Fierro, año 1999), de cuyo trabajo se extractan estas notas. Con el dibujo de este encaje centenario, nuestra página web pretende dar una explicación a la personalidad diferenciada del territorio. Pues es sabido que los pueblos que ignoran su pasado carecen de futuro.

Un poco más adelante, ya en el siglo XVII, el nombre evolucionó, con la adicción del término ´Val´ o valle, que señala no solamente un pueblo, sino todo su entorno. Esta incursión histórica, que ampliaremos en el apartado de “La Real Encartación de Curueño”, nos advierte sobre la importancia de Valdepiélago

Curiosamente, su población era entonces escasa, como consta en los padrones sucesivos que se conservaron en la famosa ´Arca de las Tres llaves´.

Que ver:

La Calzada romana, que arranca en el Puente Villarente para subir a Vegarada, es invisible prácticamente aguas abajo. Solo a partir de Valdepiélago, junto a su puente medieval, se hace evidente y constituye ruta ahora discontinua. En el casco antiguo hay viejos caserones, escudos de nobleza y arcos labrados.

Resulta imprescindible, si se está atento al arte, visitar su iglesia. Espadaña de piedra, cantería maciza, restos de un esplendor que certifica su capitalidad, aún está llena de ornamentos y tallas irrepetibles. Los detallaremos en el apartado de Arte religioso.

Valdepiélago celebra con particular devoción la fiesta de la Virgen de la Portería, el segundo Domingo de Septiembre

Con este material, divino y profano, con este paisaje que hunde raíces en lo apacible, con su nobleza a cuestas de la que no resulta fácil desembarazarse, sigue este pueblo de Valdepiélago presidiendo un Concejo singular.

Fuente y más info:  http://www.aytovaldepielago.es

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