Versión clásica

Itinerarios histórico-culturales por el Valle de la Abadía de Compludo

Cuenta la leyenda que San Mamed viajó a Tierra Santa y a su vuelta trajo consigo una espina de la corona de Cristo. Una golondrina cogió una semilla, la troceo y esparció los pedazos por los campos, dando lugar a la proliferación de matorrales de espino, origen del nombre de Espinoso de Compludo. Quizá es por eso por lo que la colonia de golondrinas es tan abundante en este pequeño pueblo de la comarca leonesa de El Bierzo, y puede que de aquí venga también la creencia de que destruir un nido de esta ave es signo de mal presagio.

Fotografía: Destino León

Leyendas aparte, uno de los seis pueblos que formaban parte del antiguo Valle de la Abadía de Compludo es Espinoso, que se asienta en la corona de uno de los cerros que salpican el valle del mismo nombre, proporcionando unas impresionantes vistas de paisajes tapizados de un variado manto de árboles centenarios, siendo también el hábitat natural de especies como el jabalí, el corzo, el lobo, el zorro, la garduña y la perdiz.

Desde el núcleo urbano parten diferentes itinerarios histórico-culturales que además de descubrirnos una naturaleza generosa con el visitante, nos cuentan su historia, que va desde la época prerromana y romana, pasando por la visigoda y posterior Edad Media, para finalizar en el siglo XX.

Fotografía: Destino León

Y para conocer bien este pequeño rincón berciano lo mejor es dejarse guiar por quienes mejor conocen sus sendas y caminos y, por supuesto, también su pasado y su presente. Desde hace varios años el proyecto Vita Natura et Legenda trabaja para dar a conocer el valle, no sólo el de Espinoso, sino también de otros pueblos cercanos como Compludo, Carracedo y Palacios, con el único objetivo de conservar y recuperar monumentos como la famosa Herrería de Compludo y trabajando también en la conservación de la naturaleza, concienciando a los más pequeños de su importancia y poniendo todos los medios para que la estancia del visitante sea fácil y cómoda. Y para que la vuelta a sus hogares la hagan con la mochila cargada de maravillosas sensaciones y experiencias únicas.

Fotografía: Destino León

En la actualidad cuatro son las rutas que se pueden realizar, pero ya están trabajando para la campaña de 2018 en dos rutas monumentales que mostraran las maravillas de dos de los pueblos más emblemáticos: el propio Espinoso y Compludo.

De los cuatro itinerarios histórico culturales que ya están completamente instaurados, en esta ocasión nos vamos a ocupar del Sendero a los Molinos de Vegamolín y Herrería de Compludo. Como todas, se trata de una ruta circular con principio y fin en Espinoso, con una distancia de 14,8 kilómetros, de dificultad media en la que ascenderemos desde los 795 metros hasta 1.111 y que tardaremos en realizar aproximadamente unas 4 horas y 50 minutos. Pensada para grupos entre 20 y 40 personas y aptos para todas las edades, visitaremos restos arqueológicos sumamente importantes de los que recibiremos la oportuna explicación, así como de la fauna que habita estas tierras y de la flora que por el camino nos vayamos encontrando.

Fotografía: Destino León

Este itinerario se trata, sin duda alguna, de un pequeño viaje en el tiempo que nos permite saltar continuamente de una época de la historia a otra y que comienza en la edad moderna, en Espinoso, pueblo que no hace mucho tiempo se encontraba completamente abandonado y que gracias al tesón de sus gentes ha vuelto a la vida, mostrándose ahora como un claro ejemplo de la arquitectura popular más típica de esta zona.

Salimos del pueblo y comienza nuestro viaje, del siglo XXI pasamos a le época romana que se refleja en el Aro de la Miédula, antigua balsa de agua que se utilizaba para el lavado del oro y que data de la misma época que el conocido yacimiento de Las Médulas. En este punto nuestro guía nos indicará la ubicación de los tres canales que abastecían de agua los lavaderos, así como el funcionamiento de estas obras de la ingeniería hidráulica.

Fotografía: Destino León

Continua nuestra excursión descendiendo por el Valle del Meruelo y lo hacemos por un camino flanqueado a ambos lados por un extenso bosque de robles, que comparte espacio con plantas de monte bajo y helechos y que nos lleva al paraje de Santa Eulalia, lugar donde se ubicaba uno de los dos campamentos romanos de la zona y el único catalogado. Y muy cerca, el arroyo de Fontanillas que abastecía de agua a dicho campamento.

Volvemos a realizar un salto en el tiempo para situarnos esta vez en la alta Edad Media y en el siglo XX. Esto sucede cuando llegamos al paraje conocido como “La Igrisuela”, donde nos encontraremos los restos de un barracón, construido sobre los restos de una iglesia medieval, y donde residían los trabajadores de una mina de wólfram que estuvo en funcionamiento durante una década en el siglo XX. A la derecha de la construcción, en un valle cubierto de magníficos ejemplares de roble y encina, se encuentra la boca de la mina también llamado “calicatas”. Una vez más, las interesantes explicaciones del guía nos permitirán descubrir como era el trabajo de los mineros.

Fotografía: Destino León

Continuando la ruta nos aguardan los Molinos de Abajo y de Arriba, en los prados de Vegamolín. Mencionados por primera vez en el Registro del Marqués de la Ensenada a mediados del siglo XVIII, su origen probablemente sea más antiguo. El primero de ellos recibió en el año 2013 el primer premio de Palacio de Canedo a la mejor restauración en su categoría, otorgado por la Fundación “Prada a Tope”.

Uno de los monumentos imprescindibles de esta ruta es la Herrería de Compludo, declarada Monumento Nacional en 1968. El paraje donde se encuentra ubicada ya es por si solo reclamo suficiente para acercarse hasta ella, pero ver en marcha esta obra de la ingeniería hidráulica es una experiencia única que no podemos dejar pasar, gracias a la pericia y conocimiento del herrero de Vita Natura et Legenda que nos explicará de una manera sencilla y muy pedagógica como es su funcionamiento.

Continua la jornada y lo haremos por el camino que discurre paralelo a los ríos Meruelo y Miera, un agradable paseo con el ruido del agua como único compañero de viaje, hasta llegar a un pequeño puente de madera, que cruzaremos para continuar por la senda marcada hasta el pueblo de Compludo. Compleutica para los celtas, Complutum para los romanos y posteriormente Complugo, la primera datación nos lleva hasta el siglo I y fue el lugar elegido por San Fructuoso en el año 614 para fundar el primer monasterio visigodo dedicado a los Santos Justo y Pastor, como se señala en el monumento conmemorativo que nos recibe a la entrada del pueblo. Nos encontramos sin duda en la Cuna del Monacato y de la llamada Tebaida Leonesa o Berciana como ya dejó claro el padre Flórez en el siglo XVIII. De visita obligada es su coqueta iglesia del siglo XVI bajo la advocación de los mismos santos que el monasterio y que formó parte de un convento de monjas, desaparecido como la mitad del pueblo en una gran riada que se produjo en el año 1.596. Sin olvidarnos de su arquitectura popular así como de otros dos molinos situados a las afueras del pueblo.

Fotografía: Destino León

Nuestro particular viaje en el tiempo toca a su fin y los hacemos por el antiguo camino de caballerizas hasta el punto de partida, Espinoso de Compludo. Este será un buen momento para asimilar todo lo que nuestros ojos han visto y nuestros oídos escuchado, y de vez en cuando, pararnos y admirar estos maravillosos valles que fueron celtas, romanos, visigodos y medievales.

Si estas interesado en realizar alguno de los itinerarios histórico-culturales envía un correo electrónico a vitanaturaetlegenda@gmail.com o llama a los números de teléfono 646 973 985 (Marta) o 661 250 756 (Juan Carlos).

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