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La artesanía dominicana: una herencia española, africana y taína

Cuando hablamos de la República Dominicana es inevitable no pensar en sus interminables playas azules de arena blanca, paraísos llenos de cócteles, palmeras y afables ancianos lugareños sonriendo a los intrépidos turistas. Pero son pocos los que se acuerdan de sus contrastes naturales, sus festivales musicales y su distintiva cultura.

La artesanía de República Dominicana presenta una rica manifestación artística que conjuga una variedad de técnicas, contenidos y tradiciones. En ella predominan una infinidad de objetos, entre ellos, los elaborados con motivos taínos. En cuanto a las joyas tradicionales y típicas del país, no hay que olvidarse de las piezas elaboradas con ámbar, larimar (una preciosa piedra que solo se encuentra en República Dominicana), hueso, cuernos y jícara de coco. El barro, la porcelana, la madera, el cuero o la cabuya sirven de base para elaborar artículos y diversas figuras decorativas que se encuentran en las casas de los lugareños y que los turistas compran de recuerdo durante sus vacaciones.

Gracias a la herencia española, africana y taína, la artesanía de República Dominicana se ha convertido en algo único y en una de las expresiones artísticas más representativas del país. Poco a poco los dominicanos han ido conformando su propia identidad de la mano de los grupos étnicos que han estado en el pasado en la isla e incluso, han llegado a convertir la artesanía en una forma de vida que ha trascendido de generación en generación.

En la capital del país, Santo Domingo, se localizan los mercados y calles más concurridos: el conocido Mercado Modelo en la Avenida Mella, la Plaza Criolla, la calle El Conde, Las Atarazanas y la Casa de Bastidas. Estos son los lugares elegidos para el comercio turístico y cada día atraen a visitantes y productores artesanales nacionales que compran y exponen, respectivamente, una gran variedad de artículos elaborados a mano a precios asequibles. Los productos artesanales más característicos evocan las costumbres y tradiciones de sus gentes, desde las muñecas de barro Limé sin rostro pero con alegres y coloridos trajes típicos dominicanos hasta todo tipo de cestería elaborada con fibras de cañas y guano, pasando por pequeñas figuras religiosas talladas en madera reconocidas por la UNESCO.

En Samaná, el mejor lugar para ir de compras es el centro de Las Terrenas. Allí los visitantes encontrarán una gran variedad de artesanía local que va desde preciosas piezas de joyería hasta trabajos en madera hechos a mano que son una obra de arte.

En definitiva, la artesanía dominicana debería ocupar un lugar en la memoria del viajero al igual que esas playas paradisíacas de las que todo el mundo habla, pues no cabe duda de que estamos ante algo singular que bien merece un espacio en la lista de cosas que ver en un viaje a la República Dominicana.

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