El Blood Dynasty Tour, dentro de la Route Resurrection, reunió en el Palacio Vistalegre a Arch Enemy junto a Eluveitie, Amorphis y Gatecreeper en una gran jornada metalera.
El Palacio Vistalegre fue sede, el pasado 25 de octubre, de una cita que reunía a cuatro bandas de renombre internacional en el Blood Dynasty Tour. El cartel era variado y contundente, y cada grupo dejó su sello particular. Aunque se estuvo lejos del sold out, lo cierto es que los asistentes quedaron más que satisfechos con el espectáculo.
Los encargados de abrir fuego fueron Gatecreeper, con un repertorio corto pero directo. Su propuesta es un death metal abrasivo que mezcla la tradición con toques modernos. Los riffs densos y la voz desgarradora de Chase Mason cumplieron a la perfección, ante un público que empezaba a activarse.
El tono cambió con la llegada de Amorphis. Los finlandeses, veteranos en esto de crear paisajes sonoros, ofrecieron uno de los directos más pulidos de la noche. La voz de Tomi Joutsen, alternando registros limpios y guturales, se impuso sobre un sonido cristalino que permitió disfrutar al detalle. Fue un concierto elegante, menos agresivo, pero cargado de fuerza emocional, que logró conectar con sus seguidores.
El subidón de energía llegó con Eluveitie. El grupo suizo combinó metal, folk, magia y furia. La presencia de Fabienne Erni volvió a ser decisiva: su voz encendió al público, que cantó con él al unísono. La complicidad entre Fabienne y Nicole Ansperger añadió dinamismo a un repertorio coreado de principio a fin.
Y entonces llegó el momento de romper el telón. Arch Enemy irrumpió tras su anuncio de Pure Fucking Metal y a partir de ahí, el grupo liderado por Michael Amott y Alissa White-Gluz desplegó un espectáculo en el que la intensidad no decayó. Una Alissa repleta de energía que dominó en todo momento una escenografía impresionante, con un sonido potente con un juego de luces espectacular. También estábamos ante el estreno en Madrid del guitarrista Joey Concepcion, que no defraudó y ejecutó a la perfección. El repaso a su discografía no dejó indiferente. Todo un guiño a sus raíces y un broche emotivo para una gran noche metalera.
En resumen, Madrid vivió un recorrido por distintas formas de entender el metal: la brutalidad de Gatecreeper, el sentimentalismo de Amorphis, la fiesta pagana de Eluveitie y la maquinaria demoledora de Arch Enemy. Tuvimos el placer de asistir a una de las giras más potentes del año.
