Versión clásica

Crónica del Z! Live 2025: Zamora, la bien cercada, en la cima del metal

El Z! Live 2025 ha cumplido con creces en su 10ª edición. El cartel era tan potente que nos deja un mensaje claro: esto no tiene marcha atrás. Dream Theater, Accept, Sepultura, Messhuggah, Angelus Apatrida, Lita Ford… Era imposible saber quién lideraba el cartel. Las expectativas eran altas y el resultado estará en la memoria de todos mucho tiempo.

sepultura

Desde que salí de León no me podía quitar de la cabeza el inicio del «Refuse / Resist». Esa percusión que marca el paso y le lleva a uno directo a la guerra, me decía que esta iba a ser una edición especial. Y es que vivir el Z! Live por primera vez con enredando.info ha sido una experiencia maravillosa. Espero que hayáis disfrutado nuestra cobertura tanto como nosotros difundiendo todo lo que se ha vivido en Zamora este fin de semana. ¡Vamos a hacer un repaso!

Z! Live 2025

Este año ha resultado especialmente atractivo por la visión que ha tenido la organización al incluir a bandas para todos los gustos. El abanico de estilos que incluía el cartel fue sin duda un gran acierto. Puedes disfrutar de lo tuyo y sumergirte en otras bandas que no escuchas habitualmente y a las que nadie puede negar su calidad. El recinto y la distribución es ideal para tres días de festival sin agobios. Puedes descansar, pasear, visitar las tiendas, comer algo o escaparte a la zona de acampada, siempre en un ambiente familiar y sin percances. Y es que el Z! Live tiene ese alma especial que le hace ser un festival lleno de respeto, donde puedes estar en un concierto en primera fila con tranquilidad y tener un mosh pit dos filas más atrás sin ningún tipo de contratiempo. Jóvenes, muy jóvenes, peinadores de canas, familias, parejas, grupos de amigos o solitarios, todos tienen cabida en el evento del año en Zamora.

Z! Live 2025

Y es que se nota que estamos ante uno de los grandes festivales europeos cuando ves de cerca el trabajo de una organización que ya es más que experta en estas andanzas. Año a año van puliendo detalles para que todos estemos en la gloria. Cuando puedes sentir desde dentro el trato que recibimos los que contamos todo lo que pasa en el Z, entiendes que el éxito no es algo casual. They are stronger than metal.

El rugido inicial y la cima progresiva

El sol de junio caía potente sobre Zamora, pero no importaba. Desde primera hora, la ciudad ya respiraba metal. La Plaza del Maestro ya acogía una mezcla de vecinos curiosos y metaleros con camisetas negras. Los acústicos matutinos eran el aperitivo perfecto, y allí estaban Salduie trasladando a la gente a un campo de batalla celtibérico y más tarde Ciconia, con su rock progresivo instrumental que parecía pintar paisajes en el aire.

Pero la verdadera tormenta estaba por llegar y empezó a formarse en el IFEZA. El calor apretaba y lps metaleros empezaba a tomar posiciones. Y así empezaron los After Lapse. Estos chavales españoles, con su metal alternativo fresco y melódico, fueron como un chute de adrenalina para arrancar. Sus canciones, llenas de energía, hicieron que el público, aún calentando motores, empezara a mover el cuello. Luego, los daneses Vola subieron la apuesta. Su mezcla de progressive, electrónica y riffs pesados fue hipnótica. Como dicen por ahí, parecen el hijo rebelde de Pink Floyd y Meshuggah. Un directo envolvente que a más de uno le erizó la piel.

Kissin' Dynamite

La tarde avanzaba, y el ambiente se iba calentando. Kissin’ Dynamite irrumpió en el Silver Stage como una explosión de purpurina y actitud ochentera. Hannes Braun, con su melena y su sonrisa picarona, convirtió el recinto en una fiesta y se empezaron a ver los primeros cánticos y bailes desvergonzados. Había algo mágico que nos transportaba a los años dorados del glam. Pura diversión.

Nile

El Copper Stage se oscureció con Nile, y aquí la cosa se puso seria. Los de Carolina del Sur descargaron su death metal técnico con una precisión quirúrgica que me dejó boquiabierto. Karl Sanders, con su aura de chamán egipcio, lideró un ritual de riffs brutales y atmósferas asfixiantes. Los pogos se empezaban a dejar ver. Una experiencia visceral para los amantes del metal extremo.

Exodus

Y entonces llegó Exodus, los thrash metaleros de la Bay Area. Steve “Zetro” Souza salió al escenario como un toro, y el Silver Stage se convirtió en un campo de batalla con un público que no paraba de saltar. Exodus no solo tocó; arrasó. Su energía era contagiosa, y ver a una banda con más de 40 años de carrera sonar tan fresca fue un recordatorio de que el thrash nunca muere.

Meshuggah

El plato fuerte de la noche llegó con Meshuggah. Los suecos son otra liga, un laboratorio que desafía la lógica. Jens Kidman, con su presencia imponente, parecía un predicador del caos. Intentas seguir el ritmo con el pie y te acabas rindiendo ante su complejidad. Fue completamente hipnótico. Es increíble cómo una banda puede sonar tan técnica y tan visceral al mismo tiempo.

Dream Theater

Y entonces, el momento que todos esperábamos: Dream Theater en el Silver Stage. La vuelta de Mike Portnoy a la batería era motivo suficiente para que el recinto estuviera a reventar. Cuando sonaron los primeros acordes al público se le caía la baba. John Petrucci y James LaBrie estaban en estado de gracia, y el setlist fue un viaje por sus 40 años de carrera. Una masterclass de virtuosismo. Había algo especial en verlos en Zamora. Un concierto épico, de esos que te hacen sentir que estás viviendo algo histórico.

La noche terminó con Rotting Christ y Vita Imana. Los griegos trajeron su black metal melódico, con Sakis Tolis liderando un ritual oscuro que mantuvo al público en trance. Y luego, los madrileños de Vita Imana cerraron con su groove metal tribal, un torbellino de energía que nos dejó exhaustos pero felices.

Mucha caña, cuentos y leyendas

El segundo día amaneció con un sol abrasador, pero la resaca del día anterior no frenó a nadie. La Plaza de Viriato acogió los acústicos de Kinnia y Debler, que pusieron la banda sonora a una mañana de risas y cervezas. Kinnia, con su energía fresca, y Debler, con su teatralidad, crearon un ambiente de hermandad que solo un festival como este puede generar.

Salduie

En el IFEZA, el Silver Stage arrancó con Salduie, que repitieron tras su acústico. Su folk metal celtibérico era como un viaje al pasado, con gaitas y violines que resonaban entre los gritos del público. “Numancia” fue un himno que muchos corearon y la energía de los zaragozanos era tan contagiosa que pocos de los que estaban allí se quisieron saltar.

Injector

Injector, fue una sorpresa brutal. Los cartageneros presentaban su Endless Scorn, y su thrash metal afilado me voló la cabeza. Eran jóvenes, pero tocaban con la garra de unos veteranos. Los bailes se multiplicaron y era imposible no acabar dando cabezazos al ritmo de sus riffs. Estos chavales van a dar mucho que hablar.

Morphium tomó el Silver Stage con su metal extremo cargado de emoción. Alex Bace, con su voz gutural, era un torbellino, y el público respondió con la misma intensidad. Su directo tenía una crudeza que te llegaba al alma, y sus temas fueron un puñetazo en el pecho.

Noctem

Luego, Noctem mantuvo la atmósfera y nos trajo una buena dosis de black metal valenciano al escenario, con un aura tan oscura que parecía que el sol se había apagado. Su precisión y su estética impecable me dejaron alucinado. España tiene un nivelazo en el metal extremo, y Noctem lo demostró con creces.

Angelus Apatrida

Pero si hubo un momento que marcó la jornada fue Angelus Apatrida en el Silver Stage. Los albaceteños son, sin exagerar, una de las mejores bandas de thrash metal del mundo ahora mismo. Guillermo Izquierdo y David Álvarez lideraron un asalto sónico que desató el caos. “Indoctrinate” y “We Stand Alone” fueron himnos que el público cantó como si no hubiera mañana. Los pogos eran ya una auténtica locura. Angelus no solo tocó; conquistó. Fue uno de esos momentos en los que sientes que estás en el lugar correcto en el momento correcto.

Alestorm

Y entonces, llegó la fiesta pirata con Alestorm. Los escoceses convirtieron el IFEZA en una taberna del Caribe, con patos inflables gigantes llenando el escenario y Christopher Bowes liderando el desmadre. Un canto a la diversión pura. Ver a miles de metaleros bailando como si estuvieran en un carnaval fue impagable. La energía de Alestorm fue el contrapunto perfecto a la intensidad de la jornada, que nos devolvió a todos a un estado de buen rollo infinito.

Accept

El Silver Stage se preparó para los titanes: Accept. Los alemanes salieron al escenario como si fueran a conquistar el mundo, y vaya si lo hicieron. Mark Tornillo y Wolf Hoffmann eran una máquina perfectamente engrasada, y himnos como “Balls to the Wall” y “I’m a Rebel” hicieron que el público cantara hasta desgañitarse. Ver a Accept en Zamora fue mágico y nos recordó a todos por qué esta ciudad se ha convertido en el Templo del Metal. Su concierto fue una lección de heavy metal clásico, y el público lo agradeció con una ovación que resonó en el Duero.

La noche terminó con Saurom y Lujuria. Los gaditanos de Saurom trajeron su folk metal juglaresco, con una teatralidad que llenó el Copper Stage de magia. El público bailaba y cantaba como si estuviéramos en un cuento medieval. Y luego, Lujuria cerró con su “erotic metal” segoviano. Óscar Sancho, con su carisma y su humor, nos hizo reír y vibrar con sus clásicos. Un cierre desenfadado, perfecto para una jornada que lo tuvo todo.

Una despedida épica con Sepultura a los mandos

El tercer día amaneció con la sensación de que algo grande estaba por venir. En el Parque de La Marina, los acústicos de Jolly Joker y Ankhara fueron el preludio perfecto. Jolly Joker, con su sleaze rock descarado, puso a todos a mover las caderas, mientras que Ankhara, con su heavy metal clásico, nos dio un aperitivo de lo que vendría luego en el IFEZA. El ambiente en La Marina era pura hermandad.

En el IFEZA, Opensight abrió el Silver Stage con su metal progresivo mezclado con death y thrash. Su directo fue técnico y versátil, una sorpresa para los que llegaron temprano.

Z! Live 2025

Luego, Ankhara volvió al Copper Stage, esta vez en formato eléctrico, y demostró por qué son una institución del heavy metal español. Pacho Brea estaba en su salsa, y sus temas fueron coreados con pasión. Fue un momento de orgullo, pues el metal español está en su mejor momento.

Dynazty en el Silver Stage fue un soplo de aire fresco. Los suecos, con su hard rock melódico y toques de power metal, tenían al público en el bolsillo. Nils Molin, con su voz cristalina, lideró un concierto que fue puro buen rollo. Ver al público cantando con los brazos en alto fue de esos instantes que te guardas para siempre.

Rhapsody

El Copper Stage se llenó de épica con Rhapsody of Fire. Los italianos, con sus teclados orquestales y la voz de Giacomo Voli, nos llevaron a un mundo de dragones y caballeros. “Dawn of Victory” fue un momentazo, con el público cantando como si estuviéramos en una batalla medieval. Su teatralidad y su precisión técnica fueron un espectáculo para los sentidos.

Gotthard

Gotthard en el Silver Stage trajo el hard rock de clase mundial. Los suizos, con Nic Maeder al frente, ofrecieron un concierto elegante y potente. “Hush” y “Heaven” fueron himnos que el público cantó con devoción, y su energía contagiosa mantuvo el ambiente en lo más alto. Gotthard es de esas bandas que nunca fallan, y en Zamora estuvieron sublimes.

Y entonces llegó Lita Ford. La reina del rock, con su melena rubia y su guitarra en ristre, era pura electricidad. Lita demostró que sigue siendo una fuerza de la naturaleza. “Kiss Me Deadly” y “Close My Eyes Forever” fueron momentos mágicos, y su carisma llenó el escenario. Ver a una pionera del hard rock en el Z! Live fue un privilegio, y el público la recibió como se merece: con una ovación ensordecedora.

Sepultura

Y el momento cumbre llegó con Sepultura en el Silver Stage. Los brasileños, en su (¿última?) actuación en España, salieron a darlo todo. Andreas Kisser y Derrick Green lideraron un concierto que fue una montaña rusa emocional. Los pogos ya eran completamente masivos, hasta que nos subieron a todos al cielo con “Kaiowas”, con esa intensidad instrumental que nos erizó a todos la piel. El set list fue impecable, un repaso a la historia de la banda que hizo las delicias de todos.

Sepultura

«Propaganda», «Ratamahatta», «Orgasmatron», «Territory», «Refuse / Resist», «Arise»… Cuando sonó “Roots Bloody Roots”, el IFEZA fue un volcán. Sepultura puso absolutamente todo en el fuego y nos ofreció un concierto brutal, épico e inolvidable.

Sepultura

Y aunque ya todos habíamos alcanzado el climax, Dark Funeral mantuvo la intensidad con su black metal crudo y atmosférico. Lord Ahriman y los suyos eran una máquina de oscuridad, y su directo fue el contrapunto perfecto a la emotividad de Sepultura. Y para cerrar, Nanowar of Steel en el Silver Stage nos dio el broche de oro con su “true metal” paródico. Sus letras absurdas y su humor irreverente convirtieron el final del festival en una fiesta.El público que quedaba, agotado pero feliz, bailó hasta el último acorde.

El legado del Z! Live 2025

Y entonces las luces del IFEZA se apagaron. Tres días de pura magia. El Z! Live 2025 lo ha vuelto a hacer. Una experiencia que ha unido a todos los amantes del metal. Desde los acústicos en las plazas de Zamora hasta los circle pits en el IFEZA, cada momento ha sido especial. La organización, impecable, con su logística sin solapamientos, la zona de acampada en la Isla de las Pallas y detalles en la ciudad como los semáforos “heavys”, ha convertido a Zamora en un hogar para todos los metaleros.

Bandas como Dream Theater, Sepultura, Accept o Angelus Apatrida dejaron actuaciones para el recuerdo. Los miles de asistentes que llenaron Zamora son la prueba de que el Z! Live ya no es solo un festival; es una forma de vida.

Y entonces, de camino a León, vuelvo a sentir ese paso que marca el «Refuse / Resist», pensando en Zamora, la “bien cercada”, convertida un año más en el Templo del Metal, y contando los días para volver. ¡Larga vida al Z! Live!

Z! Live 2025

Z! Live 2025

Z! Live 2025

Z! Live 2025

Z! Live 2025

Z! Live 2025

Z! Live 2025

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Crónica y fotografía por: Juanje de la Iglesia.

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