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La Junta de Castilla y León impulsa la jornada ‘El medievo en femenino’ para reconocer el papel decisivo de las mujeres en la Edad Media

Promovida por la Fundación Valores de Castilla y León, en colaboración con la Universidad de Burgos, la jornada se integra el programa académico conmemorativo del 800 aniversario de la unión definitiva de los reinos de León y Castilla (1230-2030), con especial atención al protagonismo histórico de numerosas mujeres medievales.

Cartel-Medievo-FemeninoCastilla y León |  26 de noviembre de 2025. La Consejería de la Presidencia, a través de la Fundación para la Promoción de los Valores y la Identidad de Castilla y León, organiza la jornada ‘El medievo en femenino’, que tendrá lugar el próximo miércoles 26 de noviembre en la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad de Burgos. Este encuentro se enmarca en la serie de actos académicos y de divulgación destinados a conmemorar los 800 años de la unión definitiva de los reinos de León y Castilla, alcanzada en 1230 bajo el reinado de Fernando III el Santo y considerada un acontecimiento clave en la construcción de la España moderna.

La iniciativa tiene como objetivo destacar la relevancia de las mujeres en la Edad Media, especialmente entre los siglos XII y XIII, cuyos liderazgos fueron determinantes en el proceso que culminó con la unificación estable de ambos territorios. Durante la jornada se abordará la importancia histórica, cultural y política de figuras como Berenguela la Grande, Leonor Plantagenet o Leonor de Castilla, así como de otras mujeres cuya influencia ha quedado, en ocasiones, relegada en la historiografía tradicional.

El encuentro reunirá a profesionales de la investigación que ofrecerán una mirada renovada a este periodo decisivo, y se completará con un espacio de diálogo entre referentes actuales del siglo XXI que permitirá conectar las lecciones del pasado con los retos del presente.

La inauguración de la jornada, prevista a las 10:00 horas, estará presidida por la viceconsejera de Acción Cultural de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, acompañada por el vicerrector de Relaciones Institucionales, Cultura y Proyección Social de la Universidad de Burgos, Delfín Ortega Sánchez. A continuación, la catedrática de Historia Medieval de la Universidad de León, Gregoria Cavero Domínguez, impartirá la ponencia inaugural.

La inscripción es gratuita y puede formalizarse en el siguiente enlace: https://matricula.fundacionubu.com/producto/el-medievo-en-femenino/

 

responso por los reyes de león 2023

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Comentarios, a vuela pluma, sobre la jornada “el medievo en femenino” de la Junta que aniquila a León

En el principio (casi de los tiempos) estaba Castilla, su conde Fernán González, naturalmente, y algunas mujeres… a las que, una y otra vez, intentan canonizar por los servicios prestados a la causa.

¿Qué no nos creen? Unas breves estrofas (157-158) del poema del héroe por antonomasia y se convencerán…

  • Pero de toda España, Castilla es la mejor, / Porque fue de los otros el comienzo mayor,
  • Guardando e teniendo siempre a su señor / Quiso acrecentarla así el Nuestro Criador,
  • Aun Castilla, la Vieja, al mi entendimiento / Mejor es que el resto, porque ella fue el cimiento,
  • Pues conquistaron mucho, con poco poblamiento, / Así lo podéis ver con el acabamiento.
  • .

Pero también estaba la junta de esta comunidad autónoma (de la autonosuya) que se empeña, erre que erre, en convencernos de nuestra equivocación, de que eso de ser leoneses es una entelequia, un entretenimiento, incluso una estupidez. Con lo bien que viviríamos juntitos, desde un matrimonio forzado (me temo que no consumado), con Castilla “la Vieja”, según dicen los más listos del lugar, para que la novia pudiera cambiar su apellido de soltera… pero en el que el otro contrayente, León, no ha pasado de ser un simple convidado (de piedra), elegido para chuparle, con la sangre, la historia, los recursos, la identidad… y la dignidad.

Alfonso IX de León

Alfonso IX. Fotografía: Martínezld

No les importa que hagamos manifestaciones, que los ayuntamientos se pronuncien en contra del invento, que afloren en los medios artículos tan lúcidos y definitivos (y me refiero sólo a los más recientes) como el de Juan Pedro Aparicio (La autonomía más antigua del mundo, y quizá del universo), aparecido en el Diario ¿de León?, del pasado 12 de este mismo mes o el más reciente aún de Carlos Santos de la Mota, El desolado asunto de una leonesidad en apuros, del día 23.

Fernando III de León y Castilla

Fernando III. Fotografía: Martínezld

Les da igual; “dame pan y llámame perro”; dame votos y seguiremos expoliando vuestro territorio, dame sumisión y te trataré como esclavo; manipulando nuestra historia, vejando nuestra identidad, burlándose de nuestras reivindicaciones y condenando nuestra tierra leonesa a la condición de desierto, pasando primero por el estatus de una colonia a expoliar.

La indignación del leonesín de a pie y su capacidad de sorpresa, ante lo que inventan los políticos del ente autonómico (que algunos siguen considerando como región) ya no parece despertarse ni siquiera ante la noticia más desesperante (véase lo que pretenden hacer con el ferrocarril de la FEVE, por ejemplo) o ante el invento histórico más tramposo.

Alfonso X

Alfonso X. Fotografía: Martínezld

Primero fue la fundación Villalar la que se llevó los millones, pero que no lograría alcanzar el objetivo para el que había sido diseñada (“el objetivo esencial es el de fomentar el sentimiento de pertenencia de los ciudadanos castellanos y leoneses a esta Comunidad Autónoma como dispone el artículo 5º de sus Estatutos”).

Luego la sustituyeron por la fundación Castilla y León (“que no nos falte de na”) cuyos objetivos vienen a abundar en la misma monserga: “Tendrá como fin general fundacional el de contribuir a la consolidación y el desarrollo de la convivencia democrática y el progreso social en Castilla y León mediante la promoción, la defensa, el conocimiento y la difusión de los valores en los que se asientan”. Pero se seguían quemando cientos de miles de euros para glorificar a sus comuneros/fiesteros. Pero ¿y dónde queda esa convivencia democrática que pregonan?

Por si faltaba algo, crearon otro chiringuito… perdón, otra fundación; en este caso la denominaron “fundación valores” (¿quizá refiere a lo que algunos políticos de la Junta tienen en bolsa o en sus bolsillos… presumiblemente?). No sean mal pensados; vuelve a ser lo mismo, aunque con otra redacción, faltaría más; se precian de dominar “la lengua castellana” (pero incumplen hasta directrices de la UNESCO en materia de protección de lenguas minorizadas): “La Fundación tiene el reto de la promoción de los Valores y la Identidad de la Comunidad de Castilla y León”.

En resumen, intentan, con nuestro dinero (que también tiene su punto), convencernos de que todo está “atado y bien atado”, de que debemos sacrificarnos en aras de un bien mayor (“los intereses de Estado”) y de que cualquier ocurrencia que llegue de “la capitalina” o capitalucha in péctore (pero irreal) de “la región más grande de Europa” debe ser seguida por todos los habitantes del territorio: “prietas las filas”.

Los más sesudos catedráticos pueden volverse micos tratando de explicar que eso de la unión de los dos reinos en uno es falso de toda falsedad; que lo de “la corona de Castilla”, es un puro mito, y que de lo que se trata, simplemente, es que en una sola persona, se unen los reinos de Castilla y de Toledo con la corona del Reino de León, compuesta, al menos, por los reinos de León, de Asturias y de Galicia (a notar que ya se había incorporado a la dicha corona de León, en la fecha tabú (1230), el Reino de Badajoz, la taifa más grande de la Península… Todo inútil. Ellos siguen con su cuento y sus leyendas mil veces repetidas. Suena muy a Joseph Goebbels, cierto, pero, en lo que se refiere a los leoneses convencidos, golpean sobre hierro muy frío…

Para un leonés, es fácil de entender que un rey, como Alfonso IX, se dijera rey de León y de Galicia (en el primero de los Decreta de 1188) “En el nombre de Dios, yo don Alfonso, rey de León y de Galicia, habiendo celebrado curia en León, con el arzobispo y los obispos y los magnates de mi reino, y con los ciudadanos elegidos de cada una de las ciudades…”. Sin embargo, hay una negación absolutamente cerril en tratar de comprender que el mismo caso puede darse, unos años más tarde, en la persona de su hijo Fernando. Vamos a aportar algunos ejemplos para escarnio de los biempensantes castellanos (Castilla sola).

Así se expresa, por ejemplo, otro Alfonso (el décimo) en un privilegio concedido a la Mesta: “Don Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de Baeza, de Badajoz, del Algarbe. Porque los pastores del concejo de la Mesta se querellaron y dicen que los de las tierras de los lugares que están cerca de las cañadas que les mandé dar…”

¿Necesitan alguna muestra más? Vayan pues… y, conste, que podríamos aportar cientos. La mujer de Sancho IV, hijo del antes nombrado Alfonso X, se expresa, en una carta, de este modo: “Sepan cuantos esta carta vieren, como yo, doña María de Molina, por la gracia de Dios, reina de Castilla y de León y señora de Molina…”

Y qué opina el pueblo mismo, en la toma de Granada, ante los reyes Isabel y Fernando: “Y el rey de armas dixo tres veces: ¡Castilla e León!; y así tomó posesión de la ciudad, como ellos acostumbraron. Y fixadas todas tres començaron a decir a voces altas: ¡Castilla, Castilla, Castilla, León, León, León! Y con muchas trompetas y atavales guio y se movió todo el campo…” ¡Qué pena que no estuvieran algunos de “nuestros” actuales políticos para gritar “Castillaleón, Castillaleón, Castillaleón”… O ya, simplemente, Castilla, puesto que se referirían solo a “la corona de Castilla”. Obviamente, León ya no servía para nada, según ellos. Quizá sí; para pagar impuestos (en eso no hemos cambiado) y para aportar carne a la picadora de la guerra… que eso sí lo hicimos bien, a lo largo de varios siglos; para lo que nos ha servido… Hoy, eso ha sido sustituido por otros recursos. Habitantes quedan cada vez menos.

Simplemente un apunte más para ilustrar a estos ignorantes (que tampoco tendrán en cuenta); siempre se ha repetido, sin entrar, a veces, en la significación de la misma, aquella frase que recordaba “por Castilla Y POR León, nuevo mundo halló Colón”. Pero para ilustrarla, recojamos un apunte de la propia reina Isabel, extraído de la Crónica de D. Álvaro de Luna, ante la tesitura de esclavizar a los “indios”: “deben ser tratados como propios vasallos nuestros, como ya lo son, y como si fuesen naturales destos Reynos de Castilla et de León, por ser la Reyna e subcessora destos Reynos de Castilla et de León”. Habían pasado ya más de dos siglos y medio de esa pretendida desaparición del Reino de León. Pobre Isabel; también ella debió ser víctima de un desvarío…

Otro tanto podríamos argumentar sobre el hecho de que las Cortes de los dos reinos se reunían separadamente, que ambos tenían leyes diferentes o que los límites de esa pretendida corona de Castilla ni siquiera tiene nada que ver con su Castilla soñada y a la que estos personajes de medio hervor se refieren. Les da igual. En la ceremonia de confusión, todo vale. Y nada mejor para ello que utilizar a los más débiles, a los niños, para sembrar la duda interesada. ¿Pero nadie va a denunciarles por ello?

Lo que sigue, está extraído de una unidad didáctica para Educación Primaria, titulada, Descubre las cortes de Castilla y León, obra publicada con licencia Creative Commons Reconocimiento. Ni siquiera importa, si en ese momento al que hacen referencia, el soberano de Castilla, Alfonso I (al que llaman el octavo), se hallara atacando el Castro de los judíos de la capital leonesa…

Esto es lo que afirman: “El origen de las Cortes de Castilla y León se sitúa en el año 1188, durante la Edad Media, cuando el Rey Alfonso IX reunió por vez primera a las Cortes de León en la Real Colegiata de San Isidoro de León. Se consideran las primeras Cortes de la historia de Europa, sentando los principios de colaboración ciudadana que se mantienen hoy en día.

Fue a partir de entonces, cuando León y Castilla empiezan a tener un papel muy importante en la historia de España”. Ole, ole y ole… la manipulación. Vergüenza debiera daros, si os quedara un ápice de ella. ¿Y, entonces, qué había hecho el Reino de León, heredero del Reino astur, desde Pelayo hasta, por ejemplo, el año 1147, en el que ocupaba más de la mitad del territorio peninsular?

Métanse sus fundaciones por la pernera del pantalón, dejen de derrochar el dinero de los contribuyentes en majaderías y tontadas anhistóricas, olvídense de revestir su “unión definitiva” con el marchamo universitario divulgado por profesores a sueldo y, en definitiva, apeen su convicción de que algún día los leoneses vamos a sentirnos castellanos (¡qué horror!). Los castellanos, en ciertos momentos de la Edad Media, sí que fueron leoneses (y pugnaban por separarse de nosotros), pero los leoneses nunca hemos sido castellanos. Es fácil de comprender, ¿no? Pues a ello. Y denle trabajo a la neurona; de otro modo va a terminar oxidándose del todo.

 

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