Más allá de estos eventos, junio es el mes perfecto para perderse por calas vírgenes como Macarella, explorar los vestigios británicos de Es Castell o degustar una pomada (ginebra local con limón) en cualquier bar de pescadores.
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La isla, declarada Reserva de la Biosfera, despliega en este mes un abanico de propuestas que van de lo sublime a lo vibrante, invitando al visitante a sumergirse en su esencia más auténtica.
Egipto en el Mediterráneo: Aida en el Teatro Principal de Maó
La 54ª Temporada d’Òpera de Maó (del 30 de mayo al 1 de junio) es un evento que trasciende lo musical para convertirse en una experiencia histórica. El Teatro Principal, joya neoclásica y uno de los más antiguos de España, acoge Aida, la obra maestra de Verdi que narra un amor imposible entre la princesa etíope y el guerrero Radamés. Las voces resonando bajo su cúpula, el drama de celos y lealtad, y el lujo de una producción clásica hacen de esta velada un tributo a la grandeza operística. Un plan imperdible para quienes buscan elegancia y emoción en estado puro.
Serenidad en el Lazareto: The Yoga Gallery Menorca Festival
Del 5 al 7 de junio, la isla del Lazareto —un antiguo lazareto del siglo XIX rodeado por aguas turquesas— se transforma en un santuario de bienestar con el The Yoga Gallery Menorca Festival.
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Los 90 reviven en Mercadal: nostalgia en mayúsculas
El sábado 7 de junio, el Recinte Firal des Mercadal se teñirá de colores neón con el festival Un Viaje a los 90’s. Alexia, Corona y otros iconos de la época actuarán en un evento que promete ser un flashback generacional. Las pulseras cashless y el ambiente festivo —sin perder el carácter familiar de Menorca— lo convierten en una cita obligada para quienes añoran los ritmos de aquella década irrepetible.
La regata de San Juan: tradición náutica y fiesta local
La Regata Menorca Sant Joan-Trofeo Alfonso XIII es mucho más que una competición: es un ritual que une deporte, historia y celebración.
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Menorca, en junio y siempre
Más allá de estos eventos, junio es el mes perfecto para perderse por calas vírgenes como Macarella, explorar los vestigios británicos de Es Castell o degustar una pomada (ginebra local con limón) en cualquier bar de pescadores. Menorca no necesita artificios: su magia está en la luz que baña sus piedras doradas, en el ritmo pausado de sus pueblos y en su capacidad para ofrecer, en una sola isla, ópera bajo las estrellas, yoga entre fortalezas y regatas que huelen a leyenda.
Más info: www.menorca.es