Viveiro, esa joya gallega bañada por el Cantábrico, se transformó un año más en capital mundial del metal, el punk y el hardcore con el arranque de la vigésima edición del Resurrection Fest Estrella Galicia.
La primera jornada de este festival, que celebra dos décadas de historia, no solo cumplió con las expectativas, sino que las superó con creces, ofreciendo una experiencia visceral y diversa que reunió a miles de fans en el recinto de Lavandeiras-Celeiro. Con un cartel que combinó leyendas consagradas, propuestas frescas y un potente protagonismo femenino, el miércoles 25 de junio marcó un inicio inolvidable para esta edición histórica. A continuación, te contamos lo que vivimos en los conciertos de Jinjer, Skynd, Judas Priest, Tarja y Kanonenfieber, auténticos protagonistas de una noche cargada de intensidad y emociones.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
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Jinjer: El huracán ucraniano que arrasó el Main Stage
A las 20:25, el Main Stage vibró con la llegada de Jinjer, la banda ucraniana que ha conquistado el panorama del metal moderno con su mezcla de groove metal, metalcore y toques progresivos. Originarios de Donetsk y formados en 2009, Jinjer, liderados por la carismática Tatiana Shmaylyuk, ofrecieron un espectáculo que fue puro dinamismo.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
Tatiana, con su rango vocal que alterna guturales desgarradores y melodías limpias, se adueñó del escenario con una presencia magnética. Sus temas más conocidos desataron pogos frenéticos entre el público, mientras que las más recientes mostraron la madurez de una banda que no para de evolucionar. La conexión con el público fue inmediata, con Tatiana dirigiéndose a la multitud cargada de gratitud, recordándonos el peso emocional que lleva una banda que ha enfrentado los desafíos de su país en los últimos años. Jinjer no solo tocó, sino que demostró por qué es considerada una de las fuerzas más potentes del metal actual.
Skynd: Un viaje oscuro al lado más perturbador del metal
En el Ritual Stage, a las 21:25, Skynd irrumpió con una propuesta tan inquietante como fascinante. Este dúo australiano, conocido por su “true crime metal”, combina elementos de metal industrial, electrónica y un enfoque teatral que gira en torno a historias de crímenes reales.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
Liderados por la vocalista Skynd, cuya voz oscila entre lo etéreo y lo visceral, y acompañados por bases electrónicas programadas, el show fue una experiencia inmersiva. Sus canciones envolvieron al público en una atmósfera oscura, casi cinematográfica, con visuales impactantes que complementaban la narrativa.
Aunque su estilo puede sentirse algo programado, la originalidad de su propuesta y la entrega de Skynd en el escenario convirtieron su actuación en uno de los momentos más singulares de la jornada. Para muchos, fue una sorpresa que dejó ganas de explorar más su universo musical.
Judas Priest: Los dioses del metal rinden homenaje a Viveiro
A las 22:30, el Main Stage se convirtió en un altar del heavy metal clásico con Judas Priest, los legendarios británicos que han definido el género desde los años 70. Originarios de Birmingham, la cuna del metal, la banda liderada por Rob Halford demostró que la edad es solo un número.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
Con una escenografía sobria pero efectiva, dominada por su icónico logo, y la inseparable motocicleta de Halford, los Priest desgranaron un setlist que fue un viaje por su extensa carrera. Clásicos como “Painkiller”, “Breaking the Law” y “Living After Midnight” hicieron temblar el recinto, con un público entregado que coreaba cada riff de las guitarras de Richie Faulkner y Andy Sneap.
Halford, con su voz aún imponente y sus múltiples cambios de vestuario, reafirmó su título de “Metal God”. Aunque se echó en falta algo más de pirotecnia, la energía y la precisión de la banda fueron suficientes para convertir su actuación en el punto álgido de la noche. Judas Priest no solo tocó, sino que rindió un homenaje a la lealtad de sus fans y al legado del Resurrection Fest.
Tarja: La reina del metal sinfónico debuta en Viveiro
A medianoche, el Ritual Stage acogió el debut en el festival de Tarja, la icónica soprano finlandesa que marcó una era como vocalista de Nightwish. Procedente de Kitee, Finlandia, Tarja Turunen trajo su proyecto en solitario, que combina metal sinfónico con elementos de rock gótico y lírico.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
Su actuación fue un despliegue de elegancia, potencia vocal e intensidad emocional. Acompañada por una banda sólida, Tarja conectó con el público a través de su carisma y una puesta en escena que equilibraba lo teatral con lo visceral.
Para los fans del metal más melódico, su concierto fue un oasis en medio de la intensidad del festival, demostrando que su voz sigue siendo una de las más impresionantes del género. Su presencia en el cartel también subrayó el protagonismo femenino de esta jornada, un aspecto que resonó con fuerza en Viveiro.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
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Kanonenfieber: La crudeza del black metal histórico
Cerrando la noche en el Main Stage, a la 1:10, Kanonenfieber trajo una propuesta única desde Alemania. Este proyecto, liderado por el misterioso Noise, combina black metal con letras que narran los horrores de la Primera Guerra Mundial, ofreciendo una experiencia tanto musical como reflexiva.
Con un sonido crudo y atmosférico, sus temas resonaron con una intensidad sobrecogedora, acompañados por visuales y fuego que evocaban la devastación de la guerra. Aunque su estilo puede ser nicho, Kanonenfieber logró captar la atención de un público que, agotado tras horas de festival, aún encontró energía para sumergirse en su propuesta. Su actuación fue un cierre poderoso, que dejó una impresión duradera y abrió debates entre los asistentes sobre los límites del metal como vehículo de memoria histórica.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
Un arranque con sabor a historia
La primera jornada del Resurrection Fest 2025 no solo fue un despliegue de talento musical, sino también una celebración de la diversidad dentro de los géneros extremos. Viveiro vivió una noche que equilibró lo establecido con lo innovador.

Fotografía: Juanje de la Iglesia
La organización del festival, que espera a unas 40.000 personas diarias, demostró una vez más por qué el Resu es un referente en Europa, con un ambiente vibrante y una logística impecable que incluye desde zonas de descanso hasta un boulevard repleto de vida.
Con tres jornadas más por delante, el Resurrection Fest promete seguir haciendo historia. Hoy, el cartel encabezado por nombres como Korn y Till Lindemann asegura que la intensidad no decaerá. Viveiro, una vez más, se consagra como la capital del metal, y nosotros, los afortunados que estuvimos allí, ya contamos las horas para volver al recinto.