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El rector de la USAL apela al europeísmo y la concordia en la entrega del doctorado honoris causa a Jean-Claude Juncker y Manuel Marín

Daniel Hernández Ruipérez reivindica el papel de la universidad en la construcción europea y Juncker recuerda que Europa “es, ante todo, el deber de la memoria”  Las hijas del excomisario europeo recogieron el certificado en nombre de su padre, ausente por motivos personales.
La Universidad de Salamanca ha investido como doctores honoris causa al presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker y al excomisario de Asuntos Sociales, Educación y Cultura, Manuel Marín, durante la solemne ceremonia desarrollada conforme al antiguo ceremonial en latín celebrada en la mañana de hoy en el Paraninfo de las Escuelas Mayores.

El rector Daniel Hernández Ruipérez remarcó el homenaje que, en la persona de los nuevos doctores, la Universidad de Salamanca realiza a la idea misma del europeísmo, dado el papel esencial de ambos en el proceso de construcción europea. De igual modo, apeló a la influencia de las instituciones académicas superiores en un camino en el que la concordia, añadió, “ha sido clave como debe serlo del proyecto español, pues se hace preciso desarrollar un proyecto de convivencia que permita canalizar las diferencias dentro de las leyes, modificándolas si fuera necesario, en la misma línea que permitió enunciar el lema ‘la concordia fue posible’, que reza en los muros de este edificio recordando a nuestro egresado, el presidente Adolfo Suárez”.

En esa línea, equiparó a los nuevos doctores con Schuman, Adenauer, de Gasperi, Spaak o Monnet, los padres de Europa, “hombres de frontera, pues vivieron en torno a lo que separa, convertidos posteriormente en hombres bisagra convirtiendo una separación en una articulación”. “Estos doctorados honoris causa reconocen la labor en la construcción de la Unión y son un premio, pero también representan la obligación de no rendirse”, añadió convencido de que en el futuro “en nuestra universidad se les estudiará a ambos como unificadores de esas divisiones y entonces estaremos aún más orgullosos de contarles entre los nuestros”.

Para el rector “las universidades, tal y como las entendemos, son una creación europea. No hay, pues, ningún lugar mejor para reivindicar Europa que una universidad, y, en especial, que una Universidad tan europeista como la de Salamanca”, subrayó en un momento, a su modo de ver, ideal para reivindicar esos valores “porque la Unión Europea está siendo cuestionada en muchos frentes”. Así, remarcó que la universidad “arma a los ciudadanos para abordar, desde el conocimiento, los problemas de nuestra sociedad, las crisis sociales con los problemas migratorios, las económicas con la profundización del estado del bienestar y la distribución de la riqueza, las políticas y legales, como las derivadas de los siempre egoístas movimientos de separación y fractura”.

El rector del Estudio salmantino glosó, además, los éxitos que con el reconocimiento otorgado por la Universidad también se ponen de relevancia, caso de la política educativa de la Unión “aplaudida por la ciudadanía y, particularmente, el programa Erasmus”. “Nuestra universidad es una de las más demandadas de Europa por los estudiantes para disfrutar de su experiencia como Erasmus y desde hace siglos es puente y enlace privilegiado con Europa de las universidades de Iberoamérica”, recordó ahonda en la idea de concordia.

Nuevo doctor

Durante su discurso de agradecimiento, Jean-Claude Juncker recordó que Europa “es, ante todo, el deber de la memoria; la obligación de recordar el esfuerzo que han hecho las generaciones anteriores a la nuestra, que vivieron los campos de concentración y los campos de batalla”. Entiende el presidente de la Comisión Europea que el continente “es la unión en la diversidad de las fuerzas, de los talentos, del conjunto de la ‘europeidad’; algo que los estudiantes universitarios pueden ver gracias al programa Erasmus”. En ese sentido evocó la responsabilidad de Manuel Marín en el éxito de esa iniciativa “porque sin él, sin duda, esta Europa de los jóvenes no sería lo que es ahora”.

Respecto al reconocimiento otorgado hoy, Juncker apuntó que es “un honor” ser distinguido  por una Universidad “que ha abierto las miras al mundo al ser la primera que ha dispuesto de una biblioteca universitaria, la primera en contar con una cátedra de economía y la primera en contar con una mujer como profesora universitaria y que celebrará el año próximo su Octavo Centenario”.

En cuanto a su relación con nuestro país, para Juncker la Unión Europea “está incompleta sin España, que nos ha aportado con su adhesión su tremenda riqueza histórica, cultural, su generosidad…”. El nuevo doctor honoris causa recordó a Miguel de Unamuno al aseverar que “también defendió la fuerza de la razón y del derecho” en alusión directa a un populismo, “que acabará dándose contra la pared pues no puede avanzar”. “Le digo no a cualquier forma de separatismo en Europa”, apostilló.

Ahora, remarcó Juncker en el tramo final de su intervención, “es cuando debemos esculpir las ambiciones para las próximas décadas y aportar los medios para enfrentar los desafíos del futuro”.

Laudatios

El catedrático de Derecho Internacional Público de la Universidad de Salamanca, José Martín Pérez de Nanclares, ejerció de padrino durante la ceremonia de investidura de Juncker, de quien destacó su especial habilidad como “mediador, facilitador, constructor de puentes entre políticos y entre pueblos”, virtudes que han propiciado su presencia protagonista en los momentos clave del proceso de integración europeo plasmada en sus aportaciones a la Unión Económica y Monetaria, a la Estrategia coordinada sobre empleo o a la Unión Europea de Seguridad y Defensa, germen de la actual Política Europea de Seguridad y Defensa destinada a atajar uno de los riesgos externos a los que la Unión Europea hace frente en los últimos tiempos, la amenaza terrorista, “que también tiene puesta su diana en valores centrales de las sociedades occidentales”.

No es la única amenaza a la que se enfrenta la institución que preside el nuevo doctor honoris causa, que acomete otros desafíos como el Brexit, “populismos xenófobos que amenazan valores esenciales de la Unión o procesos secesionistas que resultan del todo punto incompatibles con los principios sobre los que se asienta la Unión”, remarcó el padrino.

De igual modo, Pérez de Nanclares hizo hincapié en el papel de Juncker “en la defensa de los Estados miembros que más sufrieron -sufrimos- la reciente crisis económica, así como sus iniciativas para favorecer políticas económicas expansivas”.

A juicio del catedrático de Derecho Internacional Público, unir la celebración del 800 aniversario de la Universidad con el apoyo al proyecto de integración europea, incluido el programa Erasmus al que se asocia también al gran español Manuel Marín, “entronca con la más genuina tradición de la clásica Escuela de Salamanca”.

Programa Erasmus

Por su parte, el profesor de Derecho Internacional Luis Norberto González Alonso, quien ejerció el padrinazgo de Manuel Marín, resaltó la capacidad del excomisario europeo y expresidente del Congreso de los Diputados, ausente por motivos personales, “para transformar la realidad que les rodea, para propiciar el progreso social y para mejorar de manera efectiva la vida de sus conciudadanos”.

Marín, recordó González, hubo de conducir apenas cumplidos los 33 años, “el tramo final y más relevante de las negociaciones que culminarían el 12 de junio de 1985 con la firma del Tratado de Adhesión de España a las Comunidades Europeas”. Dos años después pilotó la concepción y puesta en marcha del Programa Erasmus, durante sus primeros años como miembro de una Comisión Europea en la que recorrió un periplo de 13 años en los que alternó diversas responsabilidades.

“Hoy, transcurridas tres décadas, el Programa Erasmus es unánimemente aclamado como ejemplo de la mejor Europa, de esas acciones complementarias o de apoyo de la Unión que, respetando la competencia esencialmente nacional en determinados ámbitos -como la Educación o la Cultura- y mediante intervenciones limitadas, son capaces de aportar un valor añadido europeo que marca la diferencia para los destinatarios de esas políticas públicas, es decir, para los ciudadanos”, subrayó el padrino de Manuel Marín, quien tampoco se olvidó de otras iniciativas “de profundo calado” del nuevo doctor como la creación en 1992 del Departamento de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea; méritos que coronan “años de excelente práctica parlamentaria y una trayectoria política intachable, inspirada siempre por la defensa de los valores europeos y del ideal europeísta, así como una firme determinación para dotar de alma a este gran proyecto común”.

Al terminar el elogio se proyectó en el Paraninfo un audiovisual en el que se pudo ver cómo las hijas de Marín recibían de manos del rector de la Universidad de Salamanca el diploma acreditativo del doctorado honoris causa de su padre.

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