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15 de octubre por Palestina: que no te engañen

Ahora que nos temen no podemos parar. El plan de paz para Gaza tiene que ser realmente justo y que beneficie en exclusiva al pueblo palestino, en vez de ser un sólo respiro de aire fresco tras más de 80 años de colonización.

plataforma Llión col puebru palestínDesde la plataforma Llión col puebru palestín quieren hacer un llamamiento a toda la ciudadanía leonesa para que no sea engañada: el genocidio no ha terminado. Israel sigue asesinando a personas en Gaza (véase al periodista Saleh al-Jafarawi este domingo). El plan de paz es una falacia inventada por Trump y Netanyahu porque le han cogido miedo a la enorme movilización internacional que se está dando en todo el globo.

«Ahora que nos temen no podemos parar. El plan de paz para Gaza tiene que ser realmente justo y que beneficie en exclusiva al pueblo palestino, en vez de ser un sólo respiro de aire fresco tras más de 80 años de colonización».
Desde la plataforma Llión col puebru palestín, desde la CGT, desde la UGT, desde Alantre, desde STE, y desde el Sindicato de Estudiantes, «mantenemos la huelga general, la huelga estudiantil, el paro laboral, pero sobretodo mantenemos la manifestación con salida de San Marcos a las 11 de la mañana y llegada a la catedral a las 12 de la mañana. Y no sólo la mantenemos, sino que estamos convencidos de que es la más importante de los últimos años».
plataforma Llión col puebru palestín

Manifiesto

Hoy, 15 de octubre, salirnos a las calles para gritar que no hay paz posible mientras siga la ocupación, mientras siga el asesinato, mientras siga la impunidad. Salimos a decir, alto y claro, que el llamado «plan de paz» de Trump y Netanyahu no es un acuerdo, es una trampa. Es una maniobra política diseñada para maquillar la masacre, para silenciar la rabia del mundo, para ocultar el crimen detrás de palabras huecas.

plataforma Llión col puebru palestínNos quieren hacer creer que la paz puede firmarse mientras Gaza arde, mientras los hospitales colapsan, mientras los periodistas, como Saleh al-Jafarawi, caen asesinados por contar la verdad. Pero no hay paz en la muerte, no hay paz en el hambre, no hay paz bajo los escombros. Lo que llaman «plan» no es más que la continuidad de ochenta años de colonización, de desposesión y de castigo colectivo.

Nos hablan de negociaciones, pero ¿quién negocia con un pueblo que tiene un fusil apuntándole a la cabeza? Nos hablan de diálogo, pero ¿cómo se dialoga cuando tus hijos no tienen agua, ni luz, ni refugio, ni futuro? Nos ofrecen un respiro, un alto el fuego, una tregua temporal… Pero lo que necesitamos, lo que exigimos, es justicia, dignidad y libertad para el pueblo palestino.

El plan de paz no es más que una mentira con forma de documento. No reconoce el derecho al retorno, no desmonta los asentamientos ilegales, no pone fin al bloqueo que asfixia a Gaza. No devuelve la tierra, no repara el daño, no devuelve a los muertos. Es un lavado de imagen internacional frente a la ola de solidaridad que recorre el mundo. Tienen miedo de vernos en las calles, de escuchar nuestras voces, de ver que ya no tragamos su relato. Y por eso lo llaman «paz»: para que callemos.

Pero no vamos a callar.

Porque ahora que nos temen, no podemos parar. No podemos aceptar una paz que mantiene la desigualdad. No podemos aceptar un acuerdo que deja intactas las cárceles, los muros, los drones y las fronteras. No  podemos aceptar que la paz se firme sin el pueblo palestino, sin justicia,  sin memoria.

Por eso, hoy decimos: alto el fuego inmediato y permanente. Fin del bloqueo. Fin de la ocupación. Libertad para Palestina.

Queremos una paz que nazca del fin de la violencia israelí, del reconocimiento de la soberanía palestina, del respeto al derecho internacional, del retorno de quienes fueron expulsados de sus hogares.

Queremos una paz con igualdad, con reparación, con justicia.

Queremos una paz que no se firme entre gobiernos, sino que nazca del grito del pueblo.

Este no es un conflicto lejano. Es el espejo de todas las injusticias del mundo. Cada bomba sobre Gaza cae también sobre quienes  creen en los derechos  humanos. Cada niño palestino asesinado nos recuerda que la humanidad se desangra un poco más.

Por eso hoy estamos aquí: para decir que no hay desierto que puedan llamar paz, que no hay silencio que pueda tapar la verdad, que no hay ocupación que pueda durar para siempre.

La historia juzgará a quienes se mantuvieron neutrales. Nosotros NO somos neutrales.

Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá.

Por la vida, por la dignidad, por la justicia.

Porque Hicieron un desierto, y lo llamaron paz.

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