Las provincias de León y Zamora, a pesar del gran número de incendios que registran año tras año, cuentan con el operativo de extinción más precario de España. Ecologistas en Acción de León se suma a la petición de dimisión del consejero Juan Carlos Suárez-Quiñones.

Fotografía: Subdelegación del Gobierno en León
Desde el pasado viernes 8 de agosto se han producido en las provincias de León y Zamora diversos incendios forestales de gran magnitud que aún no se han dado por extinguidos, en zonas de una densa masa vegetal, esta condición junto con el fuerte calor, el viento y la escasa humedad supusieron una rápida propagación del fuego.
Circunstancias que nos recuerdan los grandes incendios forestales que en los últimos 25 años se han producido en estas provincias, y que tienen el denominador común de la falta de prevención y de gestión forestal. Si recordamos las 12.000 has. quemadas en Castrocontrigo y Tabuyo, o las 60.000 de la Sierra de la Culebra todas ellas adolecen de esta falta de políticas forestales adecuadas a una realidad cambiante.
La Junta de Castilla y León en boca de su consejero de Medio Ambiente se ha apresurado a indicar que eran o bien intencionados o bien por rayos de tormentas secas.
Sin embargo, la junta de Castilla y León como responsable de la gestión del monte tiene que tomar medidas cuando en esta y otras zonas de la Comunidad el aumento del combustible puede provocar graves catástrofes que dejan desmantelados territorios y personas que en ellos viven por la desaparición de los recursos tradicionales, algunos durante décadas. Y estas muertes anunciadas se llevan gran parte del patrimonio ambiental de la Comunidad sin que haya dimitido su máximo responsable.
En ambos casos se demandó a la Junta un cambio radical en la gestión forestal, incluyendo cambios en las especies predominantes y un mantenimiento que reduzca la masa vegetal disponible. Mientras el abandono rural, agrícola y ganadero ha ido aumentando y la vegetación ha crecido con mucha densidad. Esperando al próximo incendio, como han sido los casos actuales.
Tenemos que exigir un cambio de estrategia que abogue por paisajes en mosaico, incluya el fomento de especies menos combustibles, programas de gestión de fincas abandonadas, planes de autoprotección para las poblaciones de comarcas forestales, fomento de la ganadería extensiva, incluso con la puesta en marcha de rebaños concejiles, estrategias agrícolas para las comarcas forestales que creen ese paisaje en mosaico y una gestión eficaz de la frontera urbano-forestal.
Los recursos de la vida, suelo, agua, calidad del aire se encuentran mayoritariamente en el mundo rural y tenemos la obligación social de protegerlos para la siguiente generación, esto implica el mantenimiento de los servicios esenciales de sanidad, educación y transportes necesarios en estos territorios para la continuidad de la vida humana en ellos.
A pesar del gran número de incendios en esta provincia y en la aledaña Zamora no ha habido cambios significativos en la gestión forestal y el operativo de extinción sigue siendo el más precario de España.
Ecologistas en Acción denuncia que, mientras apenas hay inversión por parte de la Junta de Castilla y León a la gestión forestal y paisajística para proteger a la población y el medio ambiente que los rodea, gasta millones o facilita con guante blanco proyectos de gran impacto ambiental como el vertedero de residuos industriales de San Justo, la red de calor de León y Ponferrada o el proyecto de producción de H2 de la Robla Green.
Por último, esta organización ecologista expresa su solidaridad, apoyo y agradecimiento, a todos los medios que participan en su extinción, así como a las personas afectadas de esos territorios que están sufriendo impotencia y miedo durante estos días. Animamos a toda esta población a sumarse a la demanda de un cambio de gestión de los montes para que no vuelva a suceder.





