Versión clásica

La conquista de Badajoz

La conquista de Badajoz no se hizo al asalto, sino que la misma se produjo de común acuerdo entre atacantes cristianos y defensores musulmanes, ante la inutilidad de su causa

Alfonso IX de León

Estatua de Alfonso IX en la Ciudad de León. Fotografía: Martínezld

Ante las dudas y la polémica de los historiadores sobre la fecha exacta de la conquista de la ciudad, el Ayuntamiento de Badajoz se vio obligado, en fecha de 28 de marzo de 2021, a determinar por medio de un decreto, que la toma de Badajoz por Alfonso IX de León, había tenido lugar el día 19 de marzo de 1230, fijando, asimismo, el “día oficial de Badajoz”.

Mas, antes de entrar de lleno en la conquista de esta ciudad, convendría echar una mirada hacia atrás y recordar, incluso, el porqué del nacimiento de la misma, teniendo en cuenta que, Badajoz y la urbe imperial Emérita Augusta, apenas están separadas por unos 60 kilómetros y tampoco había una necesidad imperiosa de fundar una nueva urbe en aquella época de dominación musulmana.

Cierto es que, a lo largo de los siglos, especialmente desde la invasión de los francos (siglo IX), comandados por Ludovico Pío, Mérida había sufrido una serie de problemas tanto exteriores como interiores, hasta el punto de obligar al emir Mohamed I (en el año 858) a tomar la decisión de demoler sus murallas. Solo quedaría en pie la parte principal de la fortaleza, si bien el puente sobre el Guadiana seguía siendo un importante elemento de defensa, amén de que la lejanía y debilidad de los cristianos, en la época, no parecían ser causa de preocupaciones para los habitantes de la ciudad. Sin embargo, sí hay que señalar que la ciudad quedó muy mermada de población, fundamentalmente por las purgas del propio emir.

En esas circunstancias, en el año 875, un descendiente de muladíes (cristianos renegados que vivían en territorio musulmán), Abd al-Rahman ibn Marwan al-Yiliqi, nacido precisamente en Mérida y de antecedentes gallegos, consigue el permiso del emir para instalarse en la zona que era denominada Batalyaws o Batalyós. Personaje muy interesante este ibn Marwan y dignas de estudiar sus relaciones de obediencia y rebeldía tanto con el emir como con el resto de la corte cordobesa; pero lo menos que podemos decir de él es que era ciertamente muy hábil y, unas veces cristiano y otras musulmán, unas veces levantisco (apoyado hasta por Alfonso III el Magno) y otras incondicionalmente a favor de su señor, cuando había que derrotar a un enemigo común, consiguió ver crecer lo que, en un principio era un pequeño poblado hasta convertirlo en una ciudad rica, aprovechando las ventajas de su posición geoestratégica y la feracidad de las tierras circundantes.

Durante algún tiempo, incluso, ibn-Marwan consiguió para su ciudad una especie de estatuto de independencia con respecto a Córdoba, algo que terminó en la época de Abderramán III, el primer Califa, que la anexionó y la convirtió en una de las ciudades más importantes de Al-Ándalus.

A la caída del Califato, Badajoz se convierte en la heredera de la importante provincia musulmana que dependía de Mérida, hasta llegar a ser la taifa más grande de cuantas llegaron a existir en la Península ibérica, incluso en sus diferentes periodos. Podemos imaginarlo, si entendemos su extensión que comprendía toda Extremadura y gran parte del actual Portugal desde el río Duero hasta la zona del Algarbe

Su prolongación en el tiempo (con algunas evidentes pérdidas de poder en la época de Almanzor o durante la invasión de los almohades) se mantendría durante unos cuatro siglos, lo que también da idea de su importancia, y no solo geográfica.

Sin entrar en profundidad en esos momentos de pérdida de importancia y recuperación de la misma, además de los diferentes personajes que contribuyeron a engrandecerla, vayamos ahora a la propia conquista y conversión definitiva de esta taifa musulmana en un territorio cristiano.

Alfonso III el magno

Alfonso III

Ya hemos aludido al hecho de que nuestro Alfonso III el Magno llegó, en un determinado momento, hasta la zona, pero su intención no era, ni mucho menos, de conquista. Se sabía demasiado débil y sus tierras demasiado lejanas para una aventura semejante. Como en tantas otras ocasiones, se trataba de ir desgastando al enemigo, al tiempo que esas razzias no tenían otro objeto que el saqueo y llevarse víveres y hasta esclavos; algo que se utilizó, en muchas ocasiones, entre los cristianos del Norte y los musulmanes del Sur.

La primera ocasión realmente seria de intento de conquista la podemos situar en el año 1169 cuando Gerardo Geráldez (que sería conocido posteriormente como Geraldo Sempavor) intentó apoderarse de ella con ayuda de su señor, Alfonso I de Portugal.

Estamos ante una de las figuras más populares de la reconquista portuguesa y, en algunos casos, comparable al Cid, pues, como él, buscaría fama y fortuna como señor de la guerra, situación que, en efecto, le produjo réditos, al menos, en un principio, pues conquistaría para su rey algunas plazas como Évora, Serpa o Juromenha en los alrededores de 1165.

Sin embargo, intentando cerrar la expansión del Reino de León por el Sur, y contraviniendo con ello los límites que habían sido trazado anteriormente, según el Tratado de Sahagún, quiso apoderarse de algunas zonas de la Extremadura leonesa como Cáceres o Trujillo. Ello despertó las iras de Fernando II de León que, aunque también acosado por los castellanos contra los que tuvo que dejar la mayor parte de su ejército, atacó a los portugueses y los venció sin paliativos, a pesar de la inferioridad de sus tropas, tomando prisioneros incluso al rey Alfonso Henríques y a su lugarteniente Sempavor, a los que posteriormente liberó previo importante rescate.

sello de Fernando II de León

Sello de Fernando II en la Ciudad de Benavente. Fotografía: Martínezld

Son los años en los que Fernando II, para ir consolidando la frontera y preparando el golpe definitivo contra la taifa de Badajoz, repuebla Ciudad Rodrigo y la rodea de una muralla de más de 2 Km de perímetro. También comenzó la construcción de una catedral pues la ciudad fue elevada a sede episcopal, lo que supuso también una gran atracción para los nuevos pobladores.

Sin embargo, el 22 de enero de 1188, Fernando II fallecía en Benavente y, con ello, los proyectos de conquista del Reino de Badajoz quedarían aparcados para mucho más tarde, en concreto para casi 40 años, prácticamente todo el reinado de su hijo Alfonso.

cáceres

La plaza mayor de Cáceres comienza a ser utilizado después de la Reconquista como mercado de la ciudad, siendo urbanizada a partir del siglo XV. Fotografía: Martínezld

Conquistada la ciudad de Cáceres, el 23 de abril de 1229, y una vez tomada la antigua Emérita Augusta, el 15 de marzo del año siguiente, con toda probabilidad, Alfonso se dirige a la ciudad de Badajoz que, según se desprende de algunas crónicas, ya habría comenzado a cercar el 19 de abril, ahí se encuentra la coartada de nuestra reflexión en los finales de este mes.

A pesar de lo dicho, sigue en la duda la fecha exacta de la definitiva conquista de Badajoz, y aunque algunos afirman que la misma se habría producido el 19 de marzo, en las interpretaciones más ajustadas, habría que retrasarla al 26 de mayo de 1230. Hay que señalar, a pesar de todo, que, según el Cronicón Conimbricense, y es algo en lo que coincide también el Cronicón Cordubense, dicha conquista habría ocurrido el 25 de junio, aunque algunos la retrasan hasta el 3 de junio, festividad del Espíritu Santo.

A favor de la fecha del 19 de marzo determinados historiadores, e incluso el propio Ayuntamiento, según lo señalado, apuntan un hecho, para ellos incontestable; el patrono elegido para la ciudad de Badajoz sería San José, construyendo, en esos momentos, la primera iglesia en su nombre.

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La alcazaba-castillo de Badajoz es la alcazaba más grande de Europa. Fotografía: Martínezld

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Mas, ¿cómo se produjo realmente la conquista y ocupación de Badajoz? Hemos señalado que, en la fecha del 19 de abril, los leoneses habrían comenzado el cerco de la misma. Por esta razón, y constatado el hecho de la conquista, primero de Cáceres, luego de Mérida, Montánchez y otros lugares del, hasta entonces, poderoso reino, la ciudad habría sido ocupada sin ofrecer apenas resistencia. ¿Para qué arriesgar la vida luchando por una causa perdida, cuando las posibilidades de éxito eran prácticamente nulas y, sin embargo, podrían conseguirse algunas ventajas pactando la entrega al rey de León?

alcazaba de badajoz

Alcazaba de Badajoz. Fotografía: Martínezld

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Alcazaba de Badajoz. Fotografía: Martínezld

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Alcazaba de Badajoz. Fotografía: Martínezld

Todo hace suponer, entonces, que la conquista de Badajoz no se hizo al asalto, sino que la misma se produjo de común acuerdo entre atacantes cristianos y defensores musulmanes, ante la inutilidad de su causa. Así los leoneses entraron, de forma pacífica (no era la primera vez que dicha situación se promovía; acordémonos de Toledo), habiéndose producido un pacto previo con los habitantes de la misma; en el mismo se contemplaba el respeto a la vida de los habitantes de Badajoz o, cuando menos, la garantía de protección, si optaban por abandonar la ciudad, llevándose la mayor parte de sus pertenencias.

De acuerdo con la costumbre, manifestada tanto en su reinado como en el de su padre Fernando II, el Rey otorgó a la ciudad una serie de fueros y le concedió un extenso territorio; al propio tiempo la declararía “de realengo”, es decir, dependiente directamente de él (para evitar la preponderancia que estaban adquiriendo las órdenes militares); además la dotó de un estandarte de color carmesí. De esta época procedería la bandera de la ciudad en la que aparecen las armas del Reino de León (un león rampante de púrpura sobre campo de plata). Posteriormente, en la época de Carlos I, se le añadió una columna de Hércules con la leyenda “Plus ultra”. A pesar de lo dicho, tanto el escudo de la ciudad como la bandera de la misma siguen siendo motivo de polémica.

plaza alta badajoz

Porticada en gran parte, bajo los arcos de la plaza alta se celebraban los mercados en la Edad Media. Fotografía: Martínezld

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De cualquier modo, Alfonso daría por concluida la conquista de este importante Reino de Badajoz, en los finales del mes de junio de dicho año puesto que es en ese momento cuando comienza a dirigirse hacia el Norte (el 20 de julio lo encontramos en Salamanca donde hace la donación de Mérida a la catedral de Santiago), con intención de llegar hasta el referente religioso del Reino, Compostela. Desgraciadamente no lo alcanzaría, como sabemos, puesto que su vida se apagó en Sarria, a 120 Km de su objetivo, el 24 de septiembre de ese año de 1230.

Plaza alta de Badajoz. Fotografía: Martínezld

Debemos insistir, una vez más, en un hecho perfectamente constatable: los cronistas de la época no atribuirían importancia alguna a estas conquistas de Alfonso el Legislador (apenas hacen referencia a las mismas) puesto que el enfoque de los hechos históricos del momento, en el que se intentó (y, desgraciadamente, se consiguió), a partir de su desaparición, respondía a la versión ultracastellanista, que se terminaría imponiendo, de una manera absorbente y despótica. Así, a pesar de que el Alfonso leonés había hecho, no solo muchas más conquistas sino actuaciones de mayor calado que su primo el castellano, los cronistas del momento, fundamentalmente Rodrigo Jiménez de Rada y Juan de Osma ignorarán totalmente las mentadas conquistas y las actuaciones del rey. No convenía, ni siquiera, oscurecer a D. Alfonso el de Las Navas, batalla que apenas hizo avanzar a los cristianos en territorio musulmán, a pesar de la gran derrota de los mismos que siempre se nos ha vendido. No creemos abundar en lo dicho…

  • Textos: Hermenegildo López
  • Fotografías: Martínezld
alcazaba de badajoz

Alcazaba de Badajoz. Fotografía: Martínezld

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