El ejecutivo autonómico contesta a las preguntas planteadas por Unión del Pueblo Leonés en Cortes, en las que UPL planteaba “tomar medidas para frenar el deterioro del castillo”.
La Junta de Castilla y León ha hecho pública su respuesta ante la pregunta planteada en Cortes el pasado 14 de marzo por el procurador de Unión del Pueblo Leonés (UPL), Luis Mariano Santos, a instancias del Colectivo Ciudadanos del Reino de León (CCRL), en la cual se solicitaba la restauración y puesta en valor del castillo de Alba de Aliste.
La Junta ha rechazado la petición del procurador leonesista, alegando en su respuesta que la fortificación “no está en riesgo de ruina, sino que constituye una ruina histórica consecuencia de los avatares de la historia”.
Previamente, en sus preguntas, el procurador de UPL señalaba que, pese a estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949, “resulta alarmante comprobar el estado de abandono y deterioro que presenta el castillo albarino, debido a la inexistente acción de consolidación y conservación por parte de las autoridades competentes, cosa común al centenar de puntos que figuran en la lista roja del patrimonio en el País Leonés, haciéndose necesario tomar medidas para frenar el deterioro del castillo”.
Sin embargo, la Junta ha considerado que el castillo de Alba no merece ninguna acción por parte de la administración autonómica, rechazando actuar sobre el mismo para frenar su deterioro, alegando (con un párrafo de copia-pega que ya empleó para rechazar la restauración de la iglesia de Carbajales de la Encomienda) que “corresponde a los titulares y gestores de los bienes del Patrimonio Cultural su conservación y mantenimiento, además de la responsabilidad que recae sobre las Entidades Locales respecto a los bienes que se hallan en su término municipal”.
Por todo ello, desde el Colectivo Ciudadanos del Reino de León (CCRL) se ha querido mostrar su “indignación con la respuesta dada por la Junta, que abandona a su suerte al castillo de Alba de Aliste, lanzando además balones fuera como si la cosa no fuese con ellos pese a tener las competencias de patrimonio, y a pesar del pésimo estado de conservación de una fortaleza cuya puesta en valor podría ser un revulsivo importante para la dinamización de la comarca de Alba”.
Asimismo, desde el CCRL se ha mostrado su malestar porque la Junta “pretenda cargar el peso de la responsabilidad de la restauración al municipio de Losacino, que apenas posee 230 habitantes repartidos entre cuatro localidades y que, por tanto, no tiene posibilidad económica de acometer una restauración y puesta en valor de esta índole”.
En cuanto al bien en sí, que está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949, cabe señalar que el castillo de Alba de Aliste fue construido sobre un antiguo castro celta, datándose el grueso de la actual construcción en la segunda mitad del siglo XII, bajo el reinado de Fernando II de León. Asimismo, durante el reinado de Alfonso IX de León, esta fortificación desempeñó un papel protagonista en las guerras fronterizas, cediendo este monarca su control a la Orden del Temple, que la mantuvo en su poder hasta su extinción y la consiguiente incautación de todos sus bienes.
Así, pasó por diversas manos hasta que en el año 1439 recayó, junto con todas las posesiones de la tradicional Encomienda de Alba, a Enrique Enríquez de Mendoza, primer Conde de Alba de Aliste desde 1459.
Durante la Edad Moderna, el castillo de Alba de Aliste jugó un papel fundamental en la guerra de independencia portuguesa, siendo tomado por sus tropas en 1640. Como consecuencia de ello, en 1647 se comenzó en Carbajales de Alba la construcción de una fortificación que pasó a desempeñar el papel militar en la gestión de la frontera con Portugal que anteriormente realizaba el castillo de Alba de Aliste.