El Monasterio de Yuste, última morada de Carlos V, gestionado por Patrimonio Nacional, es un monumento vivo que “recoge parte de la memoria de nuestro continente y refuerza los valores europeos”
La presidenta de Patrimonio Nacional, Ana de la Cueva, y de la Junta de Extremadura y del patronato de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, María Guardiola, recogieron en una ceremonia celebrada el pasado miércoles 17 de abril, en Amberes (Bélgica), el Sello del Patrimonio Europeo.
La Comisión Europea concede al Monasterio de Yuste este galardón como reconocimiento del valor del monumento, ubicado en Cuacos de Yuste (Extremadura), así como su “valor simbólico y papel histórico en la creación de la Europa actual”.
Durante la ceremonia, organizada por la European Heritage Label Bureau, se reconocieron con el sello siete lugares -Yuste se convierte en el cuarto en nuestro país- que han ocupado un rol importante en la historia y la cultura de Europa y en la construcción de la Unión Europea.
En su intervención, De la Cueva señaló que “Yuste no solo es un sitio histórico de importancia monumental, sino que ofrece a los ciudadanos europeos un encuentro con sus raíces y una valiosa perspectiva sobre la diversidad cultural, la tolerancia y el respeto mutuo que son fundamentales para la construcción de una Europa unida.”
La presidenta recordó que “este premio nos anima a seguir promoviendo nuestros valores” y a “mejorar el acceso de nuestro patrimonio”. Patrimonio Nacional y la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste, dependiente de la Junta de Extremadura, han trabajado de la mano en la candidatura, junto con el Ministerio de Cultura, organismo responsable de la implementación del programa de Sello del Patrimonio Europeo y de su presentación ante la Comisión Europea.
El Monasterio de Yuste, última morada de Carlos V, gestionado por Patrimonio Nacional, es un monumento vivo que “recoge parte de la memoria de nuestro continente y refuerza los valores europeos” y que “ofrece a los ciudadanos un encuentro con las raíces europeas”.
Las dos instituciones cuentan con una amplia experiencia en la gestión del monumento y en la organización de proyectos como lugar de encuentro, formación y debate sobre asuntos europeos. El Premio Europeo Carlos V, entregado cada año en el monasterio, sede de la fundación que lleva el nombre del emperador, le ha convertido en un centro comprometido con el impulso de la construcción e integración de Europa.
