Versión clásica

Ermita de Santa Catalina de Secarejo (León)

La ermita de Santa Catalina, situada en lo alto del monte, es escenario durante la primavera y época estival de diferentes rogativas a las que acuden los vecinos de los pueblos titulares de la misma: Secarejo, Villarroquel, Azadón, Cimanes, Santiago del Molinillo, San Román de los Caballeros y Llamas de la Ribera.

Fotografía: AYUNTAMIENTO DE CIMANES DEL TEJAR

Fotografía: AYUNTAMIENTO DE CIMANES DEL TEJAR

En la ladera de un frondoso monte de robles y encinas situado sobre Secarejo, un Pastor que se hallaba cuidando de sus ovejas encontró una imagen de Santa Catalina, que recoge en su zurrón y la traslada a Secarejo.

A la mañana siguiente, cuando va en busca del zurrón para mostrar la imagen encontrada a los vecinos, observa con gran sorpresa que ésta ha desaparecido.

Volviendo con su rebaño al lugar del extraordinario suceso, descubre de nuevo la imagen; hecho que se repiten durante varios días. En una ocasión, tras recoger la imagen, el pastor la ata por el brazo al zurrón; a la mañana siguiente tan solo halla el brazo de la imagen unido al zurrón; la imagen había vuelto a desaparecer para regresar de nuevo al lugar del suceso. Cuando va a recogerla, este día la imagen de Santa Catalina le habla y le manifiesta su voluntad de que en aquel lugar se construya una ermita donde sea venerada.

Tras regresar al pueblo, el pastor relata lo sucedido al párroco del lugar, quien a su vez lo traslada al obispado de Astorga, de donde acudió presuroso un representante. Desplazándose todos al lugar del acontecimiento, vieron un gran resplandor que se elevaba desde el suelo, donde se hallaba la imagen de Santa Catalina, hasta el cielo.

Siete pueblos de la zona se suman al proyecto de construir una ermita. Para empezar llevaron los materiales necesarios hasta el pie del monte, allí pensaron la forma de subirlos hasta la cima, cosa que vieron muy difícil. Cuál sería su sorpresa cuando al día siguiente, al llegar al lugar, ven que todos los materiales milagrosamente se encontraban ya en la cima, emocionados y sorprendidos levantan, en el lugar del milagroso suceso, la ermita dedicada a Santa Catalina, y establecen turnos para, a partir del martes del Pascua de Resurrección, los siete pueblos suban a cumplir con la devoción.

Fotografía: AYUNTAMIENTO DE CIMANES DEL TEJAR

Fotografía: AYUNTAMIENTO DE CIMANES DEL TEJAR

Aunque se desconoce la fecha del suceso, (la tradición popular habla de tiempos de moros y cristianos), este pudo ocurrir antes del siglo XIII, puesto que en la iglesia de Secarejo se veneran dos imágenes de Santa Catalina, una de ellas muy antigua, de estilo gótico que puede datar del siglo XIII o XIV y que dicen es la que antiguamente estaba en la ermita y otra más moderna del XVII o XVIII.

Ésta última, con todos los atributos propios de esta mártir de Alejandría: rueda y espada de su martirio en el lado derecho, a sus pies, la cabeza del emperador Majencio que la mandó decapitar en el año 307 y a quien la sana venció son su sabiduría, además la hornacina que contiene la reliquia; se procesiona cada año en romería hasta la ermita. También en la iglesia de Villarroquel existe otra imagen de Santa Catalina, de estilo gótico, popular que puede datar del siglo XIV o XV.

En la ermita de Santa Catalina de Secarejo, se celebran una serie de cultos o rogativas para implorar la lluvia, lo que es probable que se originase en algún voto. En ellos, la cruz parroquial, el pendón y los vecinos de Secarejo se desplazaban hasta la entrada del pueblo para esperar y recibir por turnos, durante “los martes de aguas”, a las procesiones con sus cruces parroquiales y sus pendones de los vecinos de Villarroquel, Secarejo y Santiago del Molinillo el primer martes después de Pascua.

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Fotografía: AYUNTAMIENTO DE CIMANES DEL TEJAR

Los vecinos de Azadón y Cimanes del Tejar acuden en el mes de mayo, el martes antes de la Ascensión. La rogativa de Llamas de la Ribera tiene lugar en el mes de octubre, el martes siguiente a la festividad de Santa Teresa y la de San Roman de los Caballeros, se realiza también en otoño, el martes siguiente al día del patrón de esta localidad.

Tras el encuentro, en la entrada de Secarejo, las cruces parroquiales de los distintos pueblos hacían la reverencia o saludo y desde allí se trasladaban a la iglesia de Secarejo par recoger las andas con la imagen de la Santa , que algunos días antes ha descendido para el novenario, y subir en procesión hasta el santuario. Arriba hay misa solemne y adoración de las reliquias de Santa Catalina. Algunos devotos aprovechan para colocar fotografías y algunas notas manuscritas en la pared de los exvotos. Después la tradición es comer en el agradable robledal del entorno.

El edificio es muy sencillo, de planta rectangular con espadaña y una cúpula sobre la cabecera, del siglo XVIII, decorada con interesantes representaciones pictóricas de las ocho virtudes. Los innumerables exvotos que cuelgan de las paredes del templo ponen de manifiesto la gran devoción que profesa esta Santa en la comarca.

Desde el lugar donde se halla la ermita se contemplan, además de estos siete pueblos, “las tres ermitas hermanas”: la de la Virgen del Villar, en Carrizo; la de San Felipe, en Quintanilla de Sollamas y la de Santa Catalina, en Secarejo.

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