Versión clásica

Las Cortes de 1.188 y subsiguientes (primera parte)

Todos convienen, es cierto, en que las reuniones debieron tener lugar entre el día 23 de marzo y el 29 de abril

Claustro de San Isidoro, lugar en dónde tuvo lugar la Curia Regia Fotografía: Martínezld

Vaya por delante, una vez más, que lo que aquí hacemos no tiene la pretensión de un artículo científico, sino divulgar nuestra historia, aún tan desconocida, ignorada y hasta manipulada. Por eso, para profundizar en este importantísimo tema de las Cortes de 1188 y siguientes, convocadas por Alfonso el Legislador, hay ya, por suerte, suficiente información fehaciente donde la persona interesada podrá investigar a placer sobre un hecho tan trascendental en nuestra historia y, por extensión, en la historia del mundo. Especialmente, después de que el gran leonés Rogelio Blanco Martínez consiguiera que, en la reunión de la UNESCO, habida en Corea en junio de 2013, los documentos emanados de dichas Cortes leonesas fueran admitidos en el exclusivo club de la Memoria del Mundo, siendo considerados como el documento más antiguo conocido de lo que, en el futuro, se denominaría el parlamentarismo.

Curia y Cortes

Para abordar este importante tema, hemos establecido esta intervención en diferentes puntos que nos parece de interés comentar. En primer lugar, deberíamos, como es nuestra costumbre, hablar de la fecha en que pudieron tener lugar dichas Cortes, más quizá convenga también, a los efectos de encontrar argumentos que vengan a despejar las dudas que algunos han tratado de lanzar sobre las mismas, acotar el término de “Cortes” para precisar sobre qué estamos tratando. Algunos, quizá cegados por la envidia, se retuercen como anguilas, tratando de encontrar escenarios que puedan situarles por delante de los leoneses en cuanto a lo que se viene denominando la “cuna del parlamentarismo”.

recreación cortes leonesas 1188

Recreación de las Cortes Leonesas. Fotografía: Martínezld

Sin entrar, por lo tanto, en una exhaustiva explicación, conviene diferenciar lo que sería una Curia Regia (consejo real o reunión de los más próximos colaboradores del rey; algo así como su corte), una Curia Plena (convocada cuando se deben abordar asuntos de importancia y a la que se hace llegar, entonces, a los grandes del reino, a los arzobispos y a los obispos) y unas Cortes (en las que, además de los citados anteriormente, se acepta la presencia, aportación de ideas e incluso decisión, ante los asuntos planteados, de los hombres del común, en concreto, lo que se denominaría en el Reino de León, los Civeselecti, los hombres elegidos en cada ciudad).

Teniendo como base de discusión estos precedentes, podemos así excluir algunos de los intentos de desbancar a los leoneses de ese lugar de honor que les corresponde, en cuanto a la utilización de este instrumento de debate y decisión en la Europa occidental durante la Edad Media.

La estatua de Alfonso IX, vigila la recreación histórica de las Cortes Leonesas de 1.188. Fotografía: Martínezld

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Sin entrar en otras cuestiones “menores” o reuniones habidas en la Alta Edad Media en algunos países (véase el Althing islandés del 930, tomado a veces como ejemplo anterior relativo a asambleas legislativas, pero que no era sino una reunión exclusiva de magnates y que no produjo textos legislativos hasta el siglo XIII) y considerando, incluso, que aquí también deberíamos señalar a nuestros concejos, se ha intentado razonar, por ejemplo, sobre las reuniones habidas en Aragón, en la época de Alfonso II el Casto (aunque se trate de una tradición que venía de lejos). Fueron denominadas de Paz y Tregua, pero tenían un carácter fundamentalmente religioso amén de servir para denunciar el abuso de los nobles contra los campesinos. En último caso, la iglesia, incluso como ente físico, imponía una serie de normas de convivencia y de respeto. Nada comparable, por lo tanto, a nuestras Cortes.

No nos sirven, tampoco, ninguna de esas convocatorias a las que, frecuentemente, aluden desde Castilla, curiosamente, sin la presencia en ellas o sin aportación alguna por parte de los hombres del común. Vaya algún ejemplo: en la reunión habida en Burgos, en 1169, y que intentan hacer pasar por unas Cortes, se debatía únicamente sobre las cláusulas del matrimonio del rey de Castilla y Leonor de Inglaterra, hermana de Ricardo Corazón de León. Otro tanto ocurre con la Curia Plena de 1187, reunida en San Esteban de Gormaz, para concretar la unión de Conrado de Alemania con Berenguela de Castilla. ¿Qué tiene esto que ver con los problemas de los habitantes del reino o incluso con la opinión de los mismo en orden a la solución de sus problemas al amparo de la ley? Naturalmente, y por más que se esfuercen, nada.

milenario del fuero de León

Facsímil del Fuero de León. Fotografía: Martínezld

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Es más, si nos atenemos a ese tipo de Curias, hay que señalar un hecho incontestable: la primera que ha sido considerada como Curia Plena es la celebrada, también en León, y convocada por Alfonso V. Las consecuencias de la misma son también de la mayor importancia: la promulgación del Fuero de León de 1017 y 1020.

Incluso podríamos retrotraernos a la época de Fernando I Magno y su Concilio de Coyança celebrado en Valencia de don Juan en 1055 o hasta citar un antecedente de importancia como es el de la Curia de León, concilio o Cortes como lo denominan algunos, de 1091 que convocó Alfonso VI de León y a la que asistieron tanto nobles como villanos puesto que se trataba de aprobar o no un nuevo impuesto que, ya se sabe, siempre terminan pagando los mismos.

.Estableciendo un orden secuencial y ateniéndonos a la pura realidad de los hechos diremos entonces que, después de estas innovadoras Cortes leonesas, en 1215 se reunirían las cortes inglesas (aunque el pueblo no participó en las mismas hasta las de 1265); en 1232 las alemanas y en 1302 las francesas.

Por lo que hace a los diferentes reinos peninsulares de la época, el orden fue el siguiente: en 1211 se reunirían las portuguesas, en Coímbra, aunque solo con la presencia de los magnates. Los representantes de los municipios no aparecen hasta las cortes de Leiría en 1254; en 1250, se reúnen en Sevilla las cortes de Castilla; en 1247, en Huesca, las de Aragón; en 1283 las de Valencia y en 1300 las de Navarra. Estos fueron los hechos y sobra cualquier tipo de comentario, por mucho ocultamiento y duda que se presenta sembrar.

Monumento a las cortes leonesas de 1188 en la Ciudad de León Fotografía: Martínezld

Como resumen y precisión sobre este punto, podríamos afirmar que las Cortes de León no solo fueron las primeras, sino las segundas, Benavente, 11 de marzo de 1202, y las terceras de León de 1208, a las que añadir las de Benavente de 1228. Podríamos aplicar, por lo mismo, al rey Alfonso, no solo el título de “el Legislador” o “el rey ciudadano” sino el de “Recalcitrante”. Estos hechos confirman, entonces, lo que es fácilmente deducible: la presencia de los hombres del común se hace constante y se convierte en una costumbre.

En palabras de Rogelio Blanco, nuestras Cortes deben entenderse como “una reunión política con acuerdos jurídicos y organizativos en la que participan cuatro poderes en asamblea extraordinaria; esta circunstancia pudiera considerarse anómala, si no se repitiera en reiteradas convocatorias con representantes de los mismos estamentos, luego hay continuidad y no pura casualidad. Las normas además son para todo el Reino y afectan a todos sus habitantes y son para el bien común”. (Las Cortes Leonesas de 1188. Primeras cortes parlamentarias). No podría resumirse mejor.

Los Decreta de León. Los “Decreta” de León de 1188 – El testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo Fotografía: Martínezld

Las fechas

Vencido este primer escollo, vayamos ahora con la fecha concreta de la celebración. Esto no es algo sobre lo que los historiadores se hayan aún puesto de acuerdo. Todos convienen, es cierto, en que las reuniones debieron tener lugar entre el día 23 de marzo y el 29 de abril.

Recreación de las Cortes Leonesas de 1.188. Fotografía: Martínezld

recreación cortes leonesas 2019

Fotografía: Miguel Ángel Herreros

Modernamente se tiende a señalar el día 18 de este mismo mes, y no sería mala idea que dicho día fuera decretado fiesta local en los límites del Reino de León (Asturias, Galicia, País Leonés y Extremadura), para que pudieran llevarse a cabo las actividades necesarias tendentes a celebrar y exaltar un hecho que es de mucha mayor importancia que la celebración, por parte de otros, de una derrota en Villalar que, por mucho dinero que se invierta, por muchas vueltas que le den al mismo y por más interpretaciones torticeras que traten de encontrar, no tiene nada que ver ni con la comunidad autónoma fallida que padecemos ni con sus límites geográficos ni con su historia. Ganas de encontrar una apoyatura histórica para algo que, como aborto, ha nacido sin vida y sin futuro.

Por el contrario, según uno de nuestros grandes escritores, Juan Pedro Aparicio, “Las Cortes de León son una hazaña incluso superior al descubrimiento de América”. ¿Cuándo comenzaremos a creérnoslo de verdad y, a imitación del resto de los pueblos de España, a sentir un sano orgullo de lo logrado por nuestros antepasados?

El marco histórico

Creemos también que es del mayor interés una, al menos breve, reflexión sobre el marco histórico en el que situar estos hechos.

sello de Fernando II de León

Sello de Fernando II. Fotografía: Martínezld

El día 22 de enero de 1188, en su villa preferida, Benavente, moría Fernando II, el padre de nuestro Alfonso e hijo del Emperador, Alfonso VII de León que, no lo olvidemos, había dividido el reino, por lo que este Fernando, el segundogénito, era rey privativo de León.

En la corte, maniobraba su tercera esposa, Urraca López de Haro, hermana del Señor de Vizcaya que le presta su apoyo, pretendiendo que su hijo Sancho heredara la corona del difunto.

san isidoro

San Isidoro de León. Fotografía: Martínezld

Incluso esta mujer ya había intentado, en el pasado, según se cuenta, envenenar al infante Alfonso que se había recluido, huyendo de la corte, con su madre en Portugal y en tierras de Galicia. Por cierto, según D. Lucas de Tuy, canónigo que fue de la Basílica-Colegiata, el infante fue curado milagrosamente por San Isidoro con el agua que había brotado ante el altar de la misma a la muerte de Fernando I. Lugar este, como sabemos, lleno de magia y de misterios. Hasta el de una cuba de vino a la que todos los años se hace alusión por estas fechas en la Fiesta de las Cabezadas.

Reproducción del Tumbo A de la Catedral de Santiago con la imagen de Alfonso IX. Templum Libri. Ponferrada. Fotografía: Martínezld

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La situación del reino, como se adivina, no podía ser peor: las arcas estaban vacías, los enemigos eran numerosos por los cuatro puntos cardinales excepto por el norte, y dos herederos pugnaban por la corona. Por el Este atacaba, sin empacho alguno, Alfonso I de Castilla (que llaman el octavo), por el Oeste se reproducían los ataques de Portugal, a pesar de que Alfonso era hijo de una infanta portuguesa (poca memoria o muy mala fe por parte de dos entidades que se habían desgajado, hacía poco tiempo, del Reino de León) y, por el Sur, naturalmente, seguían atacando los musulmanes. La frontera, en efecto, se encontraba en los entornos de Ciudad Rodrigo.

Para resolver unas y otras cuestiones la corona leonesa necesita imperiosamente recaudar, por lo que se crean nuevos impuestos, con la consiguiente subida de precios y disminución del nivel adquisitivo.

Detalle del monumento a las Cortes Leonesas de 1.188 en la Ciudad de León. Fotografía: Martínezld

En el interior del reino, las cosas tampoco van demasiado bien: se han venido produciendo enfrentamientos y revueltas como el Motín de la Trucha en Zamora, revueltas en Lugo, la rebelión de Sahagún, también en Salamanca y Santiago.  Todo ello daba a entender que lo que sería el tercer estamento había logrado una cierta conciencia de serlo y mostraba su fortaleza y hasta su descontento especialmente ante los abusos de la nobleza que no había acertado a adivinar el signo de los tiempos.

En esas condiciones, Alfonso, próximo a cumplir los 17 años, intenta apuntalar su candidatura y, ante la falta de apoyos masivos de parte de la nobleza y de varios miembros del clero, decide basarse en ese tercer sector de la sociedad que, como decimos se encuentra maduro para el gran salto que va a representar su presencia en un órgano de decisión tan importante como las Cortes.

Así, en abril de ese año que todos ya recordamos, 1188, convoca una Curia Plena a la que incorpora una serie representantes de las ciudades más importantes del Reino, los denominados “civeselecti”, ciudadanos elegidos, de las que se citan habitualmente nueve, aunque algunos historiadores sugieren la presencia de un número aún mayor; a saber, Oviedo, Astorga, León, Benavente, Zamora, Salamanca, Toro, Ledesma y Ciudad Rodrigo. Algunos historiadores añaden, probablemente porque participaran en las siguientes Cortes, los nombres de Llanes, Cangas de Onís, Avilés, Villafranca del Bierzo, Lugo, Orense y Coria.

Y todavía nos quedan, para una próxima intervención, algunas preguntas importantes que resolver; por ejemplo, en orden a los decretos surgidos de esa magna asamblea, el documento conocido como la Carta Magna leonesa o la causa última de que ese tipo de reuniones se dieran en León, en primer lugar y no en otra parte, etc. Eso será motivo de una necesaria y reposada reflexión.

  • Textos: Hermenegildo López
  • Fotografías: Martínezld

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