Esta procesión es conocida popularmente como la procesión de ‘Las capas pardas‘, debido al hábito que presentan los hermanos.

Fotografía: Martínezld

Fotografía: Martínezld
Ayer recorría las calles de Zamora la más imponente y sobrecogedora procesión de cuantas componen la semana santa de este viejo Reino de León bajo un absoluto silencio solo roto por el sonido del bombardino, las matracas y el canto del miserere.

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Vestidos con capa alistana y portado un farol de hierro forjado esta procesión intimista, a imagen de las procesiones de la zamorana comarca de Aliste, con ambiente y elementos rurales de una estética incomparable salía a media noche de la Iglesia de San Claudio de Olivares para seguir por la plaza de San Claudio, avenida de Vigo, subir la cuesta de Pizarro, rúa de los francos , plaza San Ildefonso y plaza de fray Diego de Deza en donde se rezó el vía crucis al paso de la procesión.

Fotografía: Martínezld
Tras el rezo el cortejo continúo por la plaza Arias Gonzalo, calle Obispo Manso, plaza Antonio del Águila, puerta del Obispo, trascastillo, Santa Colomba y Rodrigo Arias para llegar a la plaza de San Claudio en donde se ha entonado el “miserere popular alistano” y llegar al templo de salida.

Fotografía: Martínezld
Los cofrades desfilaban dispuestos en forma de cruz, con las matracas anunciando el paso de la procesión.
Un bombardino y un cuarteto de viento han intepretdo piezas fúnebres a lo largo del recorrido, marcado por las calles en torno al Castillo, siendo su momento más bello y arriesgado el paso bajo la Puerta del Obispo.