Versión clásica

El Tratado de Fresno-Lavandera: 1 de junio de 1183

Estaba claro que ambos, o más bien los nobles de los dos reinos, no podían soportarse, y la situación de la frontera de la Tierra de Campos no facilitaba, en modo alguno, las relaciones.

Fernando II de León (Museo del Prado)

Fernando II, Rey de León. Museo de Prado. Madrid. Este es uno de los dos Reyes cuyo cuadro de la Colección Reyes de León no hay constancia de él. El otro es el de García I

Abordábamos, hace apenas dos semanas, uno de los pactos varios (Tratado de Sahagún, de 23 de junio de 1158), que debieron establecerse entre el reino matriz, León, y el que acababa de desgajarse de sus entrañas, el de Castilla. Todo ello por la ocurrencia del Emperador Alfonso VII de repartir entre sus hijos el Reino de León, mejor dicho, el Imperio Leonés que, de ese modo, desaparecía para siempre.

alfonso I de Castilla mal llamado el VIII

Alfonso I de Castilla mal llamado el VIII. Colección de cuadros de los Reyes de León. Ayuntamiento de León. Fotografía: Martínezld

Parecía que, esta vez, se había alcanzado una paz, ciertamente inestable, aunque aceptada por los dos reinos, con la firma del pacto de Medina de Rioseco, el 21 de marzo del año 1181, pero apenas un año y nueve meses más tarde, ambos reyes (en aquel momento seguía siendo rey de León Fernando II, y Alfonso I reinaba en Castilla (ese a quien denominan el octavo) deben tratar, de nuevo, el espinoso problema de sus fronteras.

Recordemos que este Alfonso era hijo de Sancho I de Castilla (aunque le digan tercero, puesto que los anteriores reyes con ese nombre lo habían sido de León: Sancho el Craso y Sancho II, el que murió en el cerco de Zamora), que había fallecido apenas un año después que su padre el Emperador, es decir, en 1158, y que había dejado el trono a un niño de apenas 3 años de edad.

La situación, tanto en la frontera con Navarra, como en la de que mantenía con León, se había deteriorado de tal forma que a punto había estado de estallar la guerra entre tío y sobrino cuando había pasado un año desde la firma del pacto de Medina.

Estaba claro que ambos, o más bien los nobles de los dos reinos, no podían soportarse, y la situación de la frontera de la Tierra de Campos no facilitaba, en modo alguno, las relaciones.

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Signo de Fernando II de León. En la actualidad se conserva en el Archivo Municipal de Toledo

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Signo de Alfonso I de Castilla (mal llamado Alfonso VIII). En la actualidad se conserva en el Archivo Municipal de Toledo

En este caso, el hecho de que la garantía de paz había quedado en manos de los caballeros de la Orden de Santiago y la de San Juan, con la ocupación de 5 castillos en cada parte contraria, favoreció la posibilidad de que se llegara a un nuevo acuerdo.

Para tratar de limar asperezas también entraron en la mediación los arzobispos de Toledo (Castilla) y Compostela (León), además de una serie de obispos, entre los que los más activos fueron los de Ciudad Rodrigo y Ávila. En estos intentos sobresalieron también las figuras de los nobles Fernando Rodríguez de Castro, apodado el Castellano, y Pedro de Tabladelo, por parte de León. La negociación castellana corrió a cargo de Rodrigo Gutiérrez y Tello Pérez de Meneses.

Tras varias reuniones entre los negociadores, llevadas a cabo en diferentes lugares de ambos territorios, entre los que cabe destacar Madrigal de las Altas Torres, hoy en el norte de la provincia de Ávila (Castilla) y Peñaranda de Bracamonte, importante población del noreste salmantino (León), se decidió que ambos reyes se entrevistarían el 24 de abril de aquel año en el lugar que determinaran los fiadores de la paz: el Maestre de Santiago y el Prior del Temple,

Fesno el Viejo

Fresno el Viejo, es una localidad actualmente en la Provincia de Valladolid y en aquella época perteneciente al Reino de León. Fotografía: Ayuntamiento de Fresno el Viejo

Despoblado de lavanderas

En estas orillas acampó el rey de Castilla cuando firmó con el de León el tratado de paz llamado precisamente de Fresno-Lavandera. Corría el año 1183, y se delimitó una parte de la frontera entre ambos reinos.

Por razones que ahora no vienen al caso, la reunión se pospuso al 1 de junio de 1183 y, como dato curioso, se determinó que ninguno de los dos reyes abandonase su territorio para adentrarse en el del vecino; así Fernando II se estableció en Fresno el Viejo, la frontera de sus dominios y el rey de Castilla optó por hacerlo en Lavandera, hoy pueblo ya desaparecido.

Después de los preceptivos intercambios, a través de terceros, de las condiciones que ambos estaban dispuestos a aceptar, con la mediación y el compromiso de los obispos de los dos reinos, que actuarían de fiadores, además de la supervisión del propio Papa, en este caso, Lucio II, se llegó al momento de la firma de este nuevo tratado de paz.

Para evitar futuros problemas, en esta ocasión ya no se trataba de trabajar sobre la hipótesis de una línea, más o menos imaginaria, trazada sobre accidentes geográficos que, en estas tierras no existen, salvo algunos ríos, y, por lo mismo, la única forma de actuar sobre seguro es citar los pueblos y las villas que se adjudicarán a cada uno de los reinos.

Sin entrar en la larga lista de los mismos, otorgada a cada reino, puesto que además hay muchos nombres de pueblos que ya ni siquiera existen, sí citaremos alguno de los más conocidos<.

Así, se adjudicaron a León, como ejemplo, los de:

Villalbarba, Almaraz de la Mota, San Pedro de Latarce, San Cebrián de Mazote, Villafrechós, Bolaños de Campos, Villamuriel de Campos, Ceinos de Campos, Gordaliza de la Loma, Vega de Ruiponce, Santervás de Campos y Galleguillos de Campos, Bercianos del Real Camino; y desde Urueña por Villagarcía de Campos y por Morales de Campos y por Villalombrós  hasta Castromayor o Aguilar de Campos todas las villas ubicadas hacia el reino leonés serán del rey de León por diez años sin ninguna clase de contradicción.

plano de la frontera entre León y Castilla

Plano de la frontera entre los Reino de León y de Castilla. Del libro las fortificaciones de los siglos XII y XIII en la fronteras del Reino de León. Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León en el 2012

Al reino de Castilla se entregaron: Villanueva de los Caballeros, Villardefrades, Urueña, Villagarcía de Campos, Morales de Campos, Aguilar de Campos, Villacid,  Palazuelo de Vedija, Galleguillos de Campos, Villamizar, desde Urueña, Villagarcía, Morales de Campos hasta Castromayor o Aguilar de Campos hacia Castilla todo sería de este reino, por diez años sin ninguna contradicción.

De este modo, al menos a priori, y para un período de 10 años, quedaba clara la frontera con la denominación de los pueblos por los que pasaba la misma, para que no hubiera motivo de duda ni causa de discusiones.

El lector echara, seguramente, en falta, nombres tan conocidos como Cea, Sahagún o Grajal de Campos porque, en la época, se entendía que pertenecían a Castilla, y otro tanto podríamos decir de Villalón o Medina de Rioseco; pero, con el tiempo y los pactos, la situación cambiaría, hasta tal punto que, por ejemplo, tiempo después, en Medina se reunirían las Cortes de León separadas de las de Castilla.

La extensión de ambos reinos, si hemos de atender a los mapas que visualizan la frontera de León con Castilla, parece tender a ser idéntica, si consideramos al Reino de Portugal, también una entidad novedosa, como parte del Reino de León o con vocación de reunificación del mismo con aquel del que se había separado.

alfonso IX

Alfonso IX de León, el Legislador. Estatua en la plaza del Santo Martino de León. Fotografía: Martínezld

Esto que no es doctrina común viene, sin embargo, apoyado por las sucesivas bodas de los reyes leoneses (Fernando II y Alfonso IX –Alfonso VIII de León) buscando, precisamente ese acercamiento a Portugal y en la necesidad de prevención que siempre sintió hacia el reino de Castilla que siempre buscó su separación de León, reino al que acusaba de inmovilista, entre otras lindezas, con respecto a las leyes. Ironías del destino y hasta de una interpretación histórica de los pro castellanistas de todos los siglos.

Un serio análisis no resistiría la menor afirmación en ese sentido; pero parece que ya nos vamos acostumbrando, incluso los leoneses, a ese tipo de conclusiones que parecen afirmar nuestra necesidad de que alguien nos pastoree… ¡como si no supiéramos hacerlo por nosotros mismos!

carrion de los condes

Carrion de los Condes. Palencia. Fotografía: Martínezld

Mas, dejando a un lado estas consideraciones sobre el futuro de aquella época, nuestro presente actual, la estabilidad, podríamos decir, se prolonga hasta la Curia de Carrión de 1188, con la llegada al trono del hijo de Fernando II, Alfonso de León, el Legislador.  A partir de ese momento, y ante la situación de encontrarse con un joven de 16 años, a pesar de ser su primo, Alfonso el castellano, intentará imponer sus criterios que comienzan con un acto que nunca olvidaría ni perdonaría el leonés: ser armado caballero por su primo en dicha curia. Hasta tal punto que hará, más tarde, repetir la ceremonia en Santiago de Compostela.

Pero eso será otra historia y otras circunstancias bien diferentes para un reino y para otro. Por el momento, Alfonso, el leonés, se dedicaba tanto a pacificar su reino cuanto a dotarle de unas leyes absolutamente avanzadas para la época y recogidas en la Carta Magna leonesa, envidia del mundo.

  • Textos: Hermenegildo López
  • Fotografías: Martínezld

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