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Este mes te invitamos a visitar: Toro, (Zamora) «Civitas Superior est in Regno Legionis» (la primera ciudad en el Reino de León),

La ciudad de Toro se levanta sobre una atalaya dominando el Duero, a 100 metros de altura. Situada al este de la provincia de Zamora, a  solo 32 kilómetros. Dista 220 de Madrid, 62 kilómetros de Valladolid y 72 kilómetros de Salamanca.

Bandera de ToroSu situación geográfica y el rico y extenso patrimonio artístico  e histórico, hacen   de Toro un lugar privilegiado. Cuenta con 9.750 habitantes; aunque pequeña, es grande por su historia,  cultura,  tradiciones y reconocidas  fiestas.

Toro es una ciudad ilustre, que tiene mucho que ofrecer a todos aquellos que vengan a visitarnos: Arte, historia, rica gastronomía, buen vino y unas gentes que siempre han demostrado hospitalidad y nobleza. Pasear sin prisa por  calles y plazas, admirar desde el Mirador del “Espolón” la rica vega regada por el Duero, visitar iglesias  palacios y monasterios o degustar un buen vino haciendo un alto en el camino, son un buen ejemplo de lo que Toro ofrece.

Toro es una de esas ciudades históricas cuya configuración arquitectónica y urbanística se debe a los diferentes legados que, como poso, fueron  dejando los diferentes moradores a través de los siglos. Su verdadero origen se pierde en el tiempo, según los vestigios arqueológicos encontrados de la 2ª Edad del Hierro. Estos restos junto con el verraco o toro celtibérico, que más tarde daría nombre a la ciudad y definiría su blasón, aseguran la existencia de un castro; posiblemente se corresponda con  la antigua ciudad vaccea de Arbocala, situada en la calzada de Astorga a Mérida y Zaragoza.

toro, foto enredandoEste primitivo asentamiento posiblemente desapareció, y estos parajes pasaron a formar parte del llamado Desierto del Duero. De manera que cuando  comienza la repoblación, era un núcleo ocupado por pastores que, seguramente, habían olvidado el nombre de la primitiva población.

A finales del siglo IX, Alfonso III el Magno, continúa la repoblación para fortificar la línea del Duero frente a los musulmanes, y ordena a su hijo D. García  la repoblación de este lugar como bastión fronterizo, junto a las ciudades de Zamora y Tordesillas.

La elección de este enclave no fue baladí. Este lugar ribereño, escarpado y con una muralla de agua como vigía por el sur de donde procedía el peligro, sería de fácil defensa y difícil ataque. Río. Toro está situado al sureste de la provincia de Zamora, sobre un altozano a unos 100m. sobre el Duero. Altitud y agua fueron determinantes para la ubicación de aquel asentamiento de carácter defensivo.

toro foto enredandoGeografía e Historia se combinan; río y promontorio, elementos físicos reforzados por aquella primera fortaleza, castillo o alcázar que ha llegado hasta nuestros días sin el protagonismo que sin duda tuvo, pero aún conserva la grandeza de haber sido escenario de notables hechos ocurridos entre sus  muros; construido seguramente a finales del siglo IX o principios del X. a 100 m. sobre el Duero, como baluarte del poder fronterizo frente al imperio  musulmán. Situado en el ángulo S.E del primer recinto amurallado que partía del puente de piedra.

Desde la refundación como bastión leonés, Toro creció como núcleo urbano, alcanzando su plenitud en los siglos XII y XIII, siendo ciudad de realengo,  elegida de linajes, heredad del infantazgo, cuna de reyes; realce que conservará hasta los inicios del Renacimiento, decayendo después paulatinamente. Fue cabecera de provincia y su término discontinuo llegaba hasta Carrión y Reinosa; desapareciendo su capitalidad en 1883.

Toro, rio duero, foto enredandoDiferentes hechos jalonan su larga historia como villa importante, desempeñando un destacado  papel en apoyo de la monarquía frente al poder de la  nobleza. El rey Alfonso IX de León le concede en 1222 un fuero con una serie de disposiciones adicionales a otro fuero. Dichas disposiciones afectan al régimen  local, derecho penal, y civil; alude también a disposiciones de carácter social. A la muerte de este monarca, y contra sus voluntades, el Concejo de Toro reconoce como rey de León a su hijo Fernando III, quien será proclamado  como tal en el alcázar toresano.

Es precisamente este monarca el que dio el último impulso para concluir la Colegiata, hito simbólico del prestigio alcanzado en este siglo por Toro, cuyo  concejo tiene un notable peso específico dentro de la corona. Buena prueba del apoyo que la ciudad brinda a la corona, es el importante compromiso que contraen el concejo toresano, el alcalde real y el juez local,  para que trescientos caballeros toresanos se enfrentasen a Sancho IV en favor de viejo Rey Sabio, confinado en Sevilla. Toro fue una de las  diecisiete ciudades – más tarde dieciocho con la anexión de Granada – con voto en Cortes.

Desde 1283 era Señora de Toro María de Molina, por concesión de su esposo Sancho IV. Antes lo fue Doña Elvira por concesión de su padre. Era un  título exclusivo de reinas consortes, o de la esposa del infante heredero a la corona. Este señorío faculta a sus poseedores para intervenir en el  régimen local sin que la ciudad pierda el carácter de realengo. Era una especie de “tenencia” o cargo sin los derechos de plena posesión, no era  hereditario.

IMG_7132_400x600Muchos episodios vinculan a María de Molina con la ciudad de Toro: aquí nació su primogénita hija Isabel, su hija Beatriz, reina de Portugal por el  matrimonio con Alfonso IV; En Toro instala a las premostratenses, en el palacio donde nació su primogénita. Funda el Convento de San Ildefonso y  decide el lugar donde se ubicaría el Monasterio de Sancti Spiritus el Real. Es en Toro donde ve crecer a su nieto, el futuro Alfonso XI.

Toro vuelve a tener protagonismo destacado con motivo de la batalla que tiene lugar en las proximidades de la ciudad, en la vega toresana. En ella se  disputaban los derechos a la corona de Castilla las tropas de Isabel la Católica y las de Juana, conocida como la Beltraneja por los castellanos. Con la   victoria lograda el 1 de marzo de 1476 por Isabel y Fernando, se consigue definitivamente la unión de Castilla y Aragón como punto de partida de la  futura unidad nacional. Tres meses más tarde Alfonso V y doña Juana saldrían de la ciudad camino de Portugal, dejando al conde de Marialba y su  esposa doña María Sarmiento, leales a la causa de Juana, al frente de la plaza, que resistirá el largo sitio de los Reyes Católicos, desentramando la  conspiración en pro de éstos por Antona García, Pedro Pañón y Fernández Botinete que, descubiertos, murieron en el cadalso.

El 19 de septiembre los monarcas entraron en la ciudad, gracias a un pastor de nombre Bartolomé. Por última vez Toro participa en la política nacional, en los comienzos del reinado de Carlos V, apoyando al movimiento comunero en contra del centralismo monárquico. El 23 de abril de 1521, los  comuneros fueron derrotados en Villalar, y para la ciudad de Toro supuso el principio del fin de su importancia política.

Fuente y más info: http://www.toroayto.es

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